La colonia de vacaciones Aravy’a del MEC se desarrolló con éxito en la comunidad indígena Fortuna de Curuguaty y en la escuela y colegio modelo Santa Lucía, de la colonia que lleva el mismo nombre, en Itakyry. En ese marco, la ministra de Educación y una comitiva visitaron cada uno de los poblados, recibieron los pedidos y escucharon reclamos de los pobladores.
La escuela 2489 de la comunidad indígena Fortuna cuenta con 300 alumnos. El director de la institución, Sergio Portillo, señaló que la mayor necesidad en la escuela es contar con un pozo artesiano y una sala de informática. Caciques de otras comunidades también llevaron sus pedidos: construcción de aulas, mayor seguridad, pozos artesianos (denunciaron que los alumnos toman agua sucia), baños, transporte y becas.
El colegio indígena, por ejemplo, ubicado al lado de la escuela, cuenta con 265 alumnos y su capacidad de aulas solo es para 100. Señalaron que precisan tres aulas más.
La ministra informó a la comunidad que la escuela contará con sala de informática este año y exhortó al intendente local (Nelson Martínez) a proveer transporte para que los indígenas puedan ir a estudiar a la universidad.
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Los pobladores se quejaron, además, de los excesivos requisitos para postular a las becas de Itaipú. Más de 50 indígenas egresaron de la media y aseguran que quieren ir a la universidad, pero el obstáculo del transporte, el aislamiento y falta de orientación para acceder a las becas los detienen. La Gobernación de Canindeyú también señaló que culminará un comedor, un baño sexado y un tinglado antes del inicio de clase.
Escuela modelo
En la colonia Santa Lucía de Itakyry el panorama se ve distinto. Las obras de la escuela y colegio Santa Lucía, que demandaron más de G. 6.000 millones, están a punto de culminar. En el lugar se construyeron cuatro pabellones más, baños y un polideportivo de primer nivel. La institución acogerá a más de 600 estudiantes de todos los niveles y está llamada a ser una institución modelo, donde egresados de formación docente realizarán sus pasantías.
La comunidad clama por mayor seguridad, merienda para el tercer ciclo, rubro para profesores, transporte, y mayor cobertura de salud y agua potable. La colonia solo cuenta con un puesto de salud que se cierra a las 15:00. Señalaron que una niña falleció el jueves tras presentar síntomas de dengue y nada se pudo hacer. Para beber agua recurren a los arroyos y pozos comunes, los cuales tienen alta probabilidad de estar contaminados con agroquímicos, ya que la zona está rodeada de sojales.
Además, prevalece el problema de la falta de entrega de tierras para cultivo a la comunidad. El Indert está en deuda. La mayoría de las familias cuenta con sus títulos, pero no puede acceder a sus tierras porque aún están en litigio. Actualmente, solo viven de su chacra.