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El argumento principal es la crisis económica en Europa, y los países no desean tener estos gastos nuevos. Sí están de acuerdo en seguir implementando los compromisos asumidos en acuerdos anteriores en el marco del desarrollo sostenible. Los delegados de 193 países se reunieron oficialmente por tres días, pero las conversaciones (lobby) seguían hasta estos días en busca de un consenso. Caso contrario, el encuentro sería un fracaso, según anticipan los analistas.
Este problema fue reconocido públicamente por el director del Departamento de Desarrollo Sostenible, Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, Nikhil Seth, quien dijo a la prensa que existe una serie de dificultades “por diferentes interpretaciones de cada país sobre cuestiones específicas”.
Otro preocupado por el tema es el canciller brasileño, Antonio Patriota, quien dijo que están trabajando “activamente para encontrar las convergencias necesarias que posibiliten someter a los jefes de Estado un texto limpio”. Por otro lado, los analistas internacionales estiman que la presencia de Hillary Clinton, de EE.UU., no será casual y que si compromete su presencia es porque algún acuerdo va a firmar.
Eventos paralelos
Mientras los negociadores buscan consensuar un documento final para la cumbre, en Río de Janeiro se celebran múltiples eventos, entre foros, debates, seminarios, charlas y concentraciones, que congregan a miles de personas de todo el mundo, apuntando y reclamando –principalmente la sociedad civil y ONG– nuevos modelos de desarrollo más inclusivos y menos capitalistas.
La Cumbre de los Pueblos, que se inició este viernes, es justamente el foro donde se escuchan las críticas en contra de los modelos de desarrollo vigentes y en contra del mercado verde como instrumento nuevo del capitalismo.
Río de Janeiro es, ahora mismo, la capital del desarrollo sostenible mundial, y sus calles y comercios evidencian esa presencia masiva, que se suma a muchos que desde sus países están atentos a lo que pueda acontecer en Río+20.