La primera jornada de la asamblea que se desarrollará hasta el viernes en el Seminario Metropolitano será un retiro, según informaron. A partir de mañana y los días siguientes figuran en agenda el debate de la realidad nacional y temas relacionados al Trienio de la Juventud, la pastoral sacerdotal e informes del Seminario Mayor y de la Universidad Católica, entre otros.
En cuanto a la situación que atraviesa el país, sin dudas, la posibilidad de introducir la inconstitucional enmienda para permitir la reelección es el tema más candente.
La consecuencia de este impasse ya se vio en el veto total del presupuesto 2017, que movió al Ministerio de Hacienda a recurrir a la figura de la certeza constitucional, que no existe en nuestra legislación, para seguir emitiendo bonos, agravando más el entredicho entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo. También preocupa la violencia que soporta la sociedad y el secuestro de tres personas en manos del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo. Todos estos hechos afectan a la sociedad, así como el incontenible avance de la drogas entre los jóvenes.
En el aspecto eclesial, los religiosos recibirán los informes de la Santa Sede, de la Universidad Católica, del Seminario y de las coordinaciones de la CEP. Se reflexionará igualmente el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que comienza el miércoles, así como la marcha del Trienio de la Juventud, que hasta el momento es un emprendimiento que no arranca. Los jóvenes aun no se han manifestado sobre la realidad que atraviesan en el país, como si estuvieran esperando que alguien les diga qué hacer. En esa misma situación están los laicos, actualmente replegados, sin voz ni presencia en las calles para hacerse sentir.
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La asamblea se realiza en un momento difícil para la jerarquía, muy atacada en los últimos días por la minimización de un acoso y manoseo a una joven de parte del sacerdote Silvestre Olmedo.
No obstante, se espera que al final de la asamblea los pastores se pronuncien sobre la realidad y definan la postura de la jerarquía sobre los temas candentes que imposibilitan el normal desempeño de las instituciones.
En 1999, en honor al respeto a las instituciones, los obispos habían avalado una decisión de la Corte que legalizó a González Macchi en el poder. Pero uno años después el Vaticano desacreditó a los pastores paraguayos, poniendo las cosas en su lugar. La conclusión fue que aquel Gobierno fue ilegal. Hoy nuevamente se presentan dos situaciones que también urgen la postura decidida y concreta de los pastores: La posible enmienda y la última figura de la certeza constitucional. Los obispos, como ciudadanos, también deben orientar y sentar sus posturas, aunque esto implique discrepar con las autoridades de turno.
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