Ahora los asegurados del IPS no solo deben soportar la mala atención y la falta de medicamentos en el Hospital Central, sino también los riesgos que representa la vieja estructura del edificio. Ayer en horas de la madrugada una parte del cielo raso se vino abajo, causando susto en los pacientes y familiares que se encontraban en la zona afectada. No se registraron heridos por una cuestión de suerte.
“Parte del cielo raso se desprendió, aunque el daño fue mínimo. Ahora ya se está arreglando la parte afectada, que no fue en la sala de espera de la Unidad de Terapia Intensiva, como mal informaron algunos medios. Este desprendimiento ocurrió en el subsuelo 1, frente al pabellón 3, donde se realizan los rayos x”, comentó el Arq. Augusto Alcaraz, de la Dirección de Mantenimiento del Hospital Central.
Agregó que la caída de “las livianas placas de yeso” habría sido provocada por obreros de empresas contratistas que realizan trabajo de electricidad y de instalación de sensores de calor. “Nadie se hizo responsable, pero se nota que alguien estiró hacia el piso el cielo raso. Creemos que algún trabajador de empresas tercerizadas, que hacen trabajo de madrugada, accidentalmente ocasionó este percance, que causó susto entre los asegurados”, comentó el funcionario.
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Cientos de pacientes debieron expornerse al frío ante el mal servicio del trasporte interno a cargo de la previsional. Los asegurados deben esperar varios minutos en la intemperie para poder abordar uno de los dos minibuses en servicio, que se encuentran en estado lamentable. La falta de ventanilla trasera en una de las unidades hace que el breve viaje sea una tortura. “Aquí van chicos pequeños y ancianos y se les expone al viento que ingresa por la falta del vidrio”, dijo enojada la asegurada Julia Fernández. El segundo bus tiene la puerta dañada y pese al frío no se cierra por completo.
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