Párrocos renuevan compromiso de acompañar necesidades del pueblo

La Iglesia Católica celebra hoy el Día del Párroco. Con sus virtudes y defectos, los consagrados son referentes importantes en sus comunidades. A sus consejos y orientaciones recurren muchos fieles cuando sus necesidades terrenales no son atendidas. El patrono de los consagrados es San Juan María Vianney, quien en un humilde pueblo de Francia fue ejemplo de entrega.

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Este día se estableció para resaltar la misión de los párrocos en las comunidades a las que fueron destinados por sus obispos. En un país eminentemente católico, siguen siendo referentes importantes para la toma de decisiones, ya sea en los barrios o en las ciudades.

Muchos pueblos deben su desarrollo a los consagrados porque supieron organizar a sus habitantes y a autoridades para emprender grandes proyectos en favor de la población. También hubo algunos que defraudaron, ya sea por su conducta amoral o simplemente por falta de visión emprendedora. Pero aún así quienes toman en serio su misión son muy respetados. Para sus fieles, sus consejos son la última palabra, por ser los ministros de Dios.

Hoy los párrocos enfrentan muchos desafíos, pero lo que nunca cambiará para ellos es la misión a la que fueron llamados. Para el Pbro. Francisco Silva, la misión del párroco es gobernar una parroquia que el obispo le encomienda. Allí tiene que ejercer la misión profética, sacerdotal y de caridad. Enseña, y en la persona de Cristo facilita la gracia al pueblo para que este se acerque a Dios. Debe preparar además para que la caridad sea un amor fraterno. En ese sentido, apuntó que el sacerdote es la presencia misma del obispo en la comunidad.

Explicó que el consagrado comisionado a la parroquia, además de ser un consejero espiritual, es un referente social, a quien las personas acuden. “Al párroco llegan los fieles que sienten necesidades. Es como la última instancia para hacer escuchar los reclamos, y el consagrado tiene la obligación de orientarlos para que encuentren respuestas a sus inquietudes”, remarcó el actual guía espiritual de Lambaré.

Indicó finalmente que por eso el pueblo tiene la obligación de rezar por sus sacerdotes y colaborar con ellos para el mantenimiento de las parroquias que es la gran familia que debe caminar hacia Dios.

Un singular patrono

San Juan María Vianney es conocido como el Cura de Ars. Nació en Dardilly, Francia, el 8 de mayo de 1786. Aunque fue de inteligencia mediana, sus maestros nunca dudaron de su vocación.

El 13 de agosto de 1815 fue ordenado sacerdote y trabajó por su vocación para perseverar cuando los obstáculos en su camino le parecían insuperables.

La principal labor del Cura de Ars fue la dirección de almas. Sus instrucciones las daba en un lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria e inspiradas en la fe.

Murió el 4 de agosto de 1859 y fue canonizado por el papa Pío XI. Su fiesta se celebra el 4 de agosto y es el patrono de los párrocos.

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