CAACUPÉ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). La homilía de celebración litúrgica del séptimo día del novenario estuvo a cargo del Pbro. Amancio Benítez, quien comentó al inicio de la reflexión que a pedido de Mons. Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, se referiría específicamente a la Eucaristía y las actitudes que deben tener los sacerdotes especialmente. Esto, teniendo en cuenta que todo el clero nacional fue invitado para la misa de ayer y una gran cantidad de presbíteros de todo el país estuvieron presentes.
Al respecto, durante varios pasajes del mensaje, el Pbro. Benítez dijo que el sacerdote es y debe ser otro Cristo, por lo cual tiene la responsabilidad de no presentar una imagen distorsionada del Hijo de Dios.
“Siendo su obligación principal la de servir a Dios y a su pueblo con dignidad y humildad y mostrar a los fieles en el modo de comportarse y proclamar las divinas palabras, la presencia viva de Cristo”, especificó.
En otro momento el sacerdote sostuvo que “no debemos creernos demasiado importantes atrayendo excesivamente la atención de los fieles sobre nosotros y ser el centro de atención, desviando de la de Cristo”.
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Asimismo, el Pbro. Benítez se refirió a la manera que debe ser celebrada la eucaristía por los sacerdotes: “Dios nos guarde de un comportamiento sin respeto, de una prisa inoportuna, de una impaciencia escandalosa ante el altar”, afirmó.
Agregó que el sacerdote que celebra mal la fiesta de la eucaristía manifiesta la debilidad de su fe y no educa a los demás en la fe.
El padre Benítez pidió a sus colegas que la misa debe ser preparada con diligencia y realizada con excelencia. “Si la prisa es enemiga mortal de la celebración eucarística, la pereza y el desencanto es su ruina”, puntualizó. Añadió finalmente que celebrar con humildad implica estar convencidos de que “nosotros los sacerdotes somos simples instrumentos en las manos del Señor”.
Una importante cantidad de fieles acompañó la celebración religiosa. Se espera que desde mañana el número de peregrinantes vaya en franco aumento, siendo en la noche del jueves y madrugada del viernes el pico máximo de personas que se llegarán a esta capital espiritual.
