Según Bienestar Social dependiente del Ministerio de Salud, unos 800.000 adultos mayores tiene el país, de los cuales casi el 90% son abandonados por sus familiares y el Estado.
“Pareciera que somos la generación invisible. Nadie nos hace caso. El Estado se desentiende de nosotros al igual que miles de las familias del país”, lamentó Doña Ida, de 87 años. Recordó haber pedido una oficina para atender al adulto mayor en la Municipalidad de Asunción y no tuvo respuesta favorable.
“Solo me queda seguir trabajando sola. Busqué la ayuda de mucha gente, inclusive de los políticos y nada. Para el anciano no hay plata, nadie te da bolilla. Pareciera que nunca van a envejecer las autoridades de turno”, indicó.
La fundadora de ADAM, entidad que brega por los adultos mayores desde hace 20 años, afirmó que continuará con el pedido del cumplimiento de la pensión alimentaria. Que en la mayoría de los casos de mayor necesidad, no acceden a este beneficio. Y resaltó que unos 50 pedidos de abuelitos que viven en precarias casas en varios puntos del departamento Central fueron censados y hace más de un año esperan el cobro de la pensión, sin respuesta alguna.
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Ida Díaz pidió un salario digno a los jubilados. Que se equipare al sueldo mínimo legal vigente a G. 2.100.000, según el Art. 103 y 57 de la Constitución Nacional.
“Hace 20 años que me jubilé y cobro solo G. 1.600.000. Me quieren dar una pensión graciable y eso no acepto. Trabajé 30 años y solo quiero lo que la ley establece”, resaltó y agregó que hace falta que se habiliten lugares específicos para recreación (centros municipales) para los adultos mayores.
