Cargando...
La directora de Vigilancia de la Salud, Águeda Cabello, informó ayer que “el bebé se hospitalizó en el Instituto de Medicina Tropical el 18 de enero de este año, ingresó a terapia intensiva el 22 de enero y falleció el 24. El diagnóstico de defunción es shock séptico y dengue grave”.
Con esta confirmación, en lo que va del año, ya suman tres los decesos a causa de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, dos de ellos en el barrio Ricardo Brugada de Asunción, más conocido como la Chacarita y el otro en barrio Obrero.
Un caso más fue confirmado en diciembre, siendo cuatro los fallecimientos por el brote actual. En cuanto al de diciembre, se trató de una mujer de 24 años, procedente de barrio Obrero, que se hospitalizó el 16 de diciembre de 2017 y se confirmó por laboratorio que la causa de fallecimiento fue un shock por dengue, probablemente por una miocardiopatía.
El primer caso fatal del año fue el de otra mujer, de 23 años, procedente del barrio Ricardo Brugada, de la capital. Fue hospitalizada el 12 de enero de 2018 y falleció el 17 de enero. La causa de muerte también fue un shock por dengue.
El segundo, una mujer del barrio Ciudad Nueva de Asunción, falleció el pasado 19 de enero. Tenía 37 años y comenzó a presentar síntomas el 15 de enero, al día siguiente se hospitalizó y días después falleció.
De acuerdo al informe epidemiológico, suman 718 los confirmados de dengue en el 2018, con un promedio de 2.000 notificaciones. En la semana se tuvieron 83 nuevos casos.
La cartera sanitaria declaró ayer un nuevo brote de la enfermedad en Barrio Obrero, que se suma a Ricardo Brugada de la capital y Corumba Cue de la ciudad de Mariano R. Alonso, declarados bajo la misma condición con anterioridad. Se reportaron igualmente un aumento de notificaciones en las ciudades de Limpio, Ñemby y Capiatá. Están en descenso de casos en: Luque, Ypané y J. A. Saldívar.
Por otro lado, la epidemióloga confirmó que no se registran casos confirmados de cocirculación de Chikungunya y Zika hasta ahora.
El dengue es una enfermedad que año tras año causa la muerte de varias personas debido a sus complicaciones. La buena noticia es que está en manos de la ciudadanía prevenirla; la mala es que no hay la conciencia suficiente para eliminar el agua acumulada, que sirve como criadero del transmisor: el Aedes aegypti, lamentaron las autoridades sanitarias.