Cada día de esta semana debe ser vivido intensamente. También hoy lunes, para que sea santo, lo debemos vivir diferente de los demás lunes. Si posible, participar de la misa, hacer una obra de caridad y evitar los pecados, hasta mismo los más pequeños. De este modo estaremos santificando este día.
Quien decide aprovechar esta semana para la diversión o simplemente para descansar, no estará viviendo una Semana Santa, sino días de vacaciones. Aunque lo que haga no sea malo, seguramente no es la propuesta que la Iglesia hace a todos los católicos, esto es, santificar cada día de esta semana.
La unción de Betania
El evangelio de hoy se inicia justamente evidenciando que faltan seis días para la pascua y nos presenta a Jesús participando en una cena en la casa de Lázaro y de sus hermanas Marta y María. Es allí que María con un vaso con un perfume carísimo unge los pies de Jesús y los seca con sus cabellos. Con este gesto y con esta entrega tan costosa, María demuestra a todos cuánto Jesús era importante para ella y cuánta era su gratitud hacia Él. Ella no mezquina este perfume tan precioso.
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Sin embargo, Judas Iscariote protesta, pues con el dinero de aquel perfume se podrían hacer tantas otras cosas que para su poca sensibilidad serían mucho “más importantes”. Pero Jesús lo para y le da una gran lección.
Cuando nuestro corazón está petrificado y sin amor, nos cuesta mucho entender los gestos que nacen de un corazón amante. Tales gestos nos parecen desproporcionales o sin importancia o superfluos y a veces hasta desubicados. Por ejemplo, cuántos hoy día no entienden por qué es tan importante en la liturgia que los paramentos sean lindos, que el altar esté bien preparado, que el cáliz y la patena sean bellos, que los manteles sean dignos … sino que como Judas continúan diciendo: “tienen otras cosas más importantes”. Sin duda, no debemos olvidarnos de la caridad y del servicio, pero tampoco de la belleza en la liturgia. Pues una cosa sostiene a la otra.
San Francisco de Asís, hombre de corazón ardiente, quiso vivir en una pobreza muy radical toda su vida, no aceptando jamás ningún lujo o comodidad para sí mismo: pero las cosas usadas en el culto divino él quería que fueran siempre lo mejor. Santa Clara, su plantita, y sus hermanas se quedaban bordando corporales, aun cuando tenían poquísimo para comer, para poder enviarlos a las iglesias que eran pobrecitas.
Existen cosas que solo un corazón lleno de amor y gratitud puede entender.
El Lunes Santo y el año de la misericordia
El evangelio de hoy nos dice que toda la casa se llenó del olor del perfume. Así mismo sucede con nuestra vida cuando somos generosos y no mezquinamos nuestros bienes. Nuestra existencia se llena de buen olor.
Sería lindo en este año santo aprovechar este lunes para preguntar a nuestro sacerdote en qué puedo colaborar para que nuestra liturgia sea más linda y digna. Ojalá tengamos el coraje de desprendernos de algo y ofrecer para ser usado en culto.
* sacerdote capuchino
