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“La víctima no está obligada a comparecer. Pero en virtud a la ley vamos a darle todas las garantías procesales a la denunciada también, que vino con su abogado. Abrimos la audiencia y posteriormente le llamé a la señora para que me hable sobre lo que manifiesta su sobrino en la denuncia”, explicó el juez. Una vez “que declaren todas las partes el juzgado adoptará las medidas tendientes a garantizar la seguridad y protección a la víctima”, añadió.
Doña Sara tuvo ataque de pánico cuando vio a su sobrina Graciela Servián ingresar al despacho del juez y después cuando la vio salir. ¡Socorro! ¡Asesina! Llamen a la Policía ¡Se tiene que ir a la cárcel!”, gritaba con desesperación. Lloró a gritos abrazando a las personas que habían ido al juzgado para apoyarla. Doña Sara es conocida por mantener un comedor donde da de comer a niños del Bañado Sur.
La sobrina no quiso dar su versión sobre las graves acusaciones en su contra. “Mi abogado no quiere que hable. Ahí tienen mi declaración”, dijo señalando un papel.
“No sé qué le pasó a mi sobrina. Yo le saqué del fango. No sé cómo estoy pasando esto en la postrimería de mi vida”, expresó con tristeza a su turno doña Sara. Agregó que Patricio Ortiz, marido de su sobrina Graciela, consiguió una restricción para que no pisara el comedor ni la panadería que había quedado a cargo de Graciela cuando se enfermó.
“Le tengo miedo porque casi le ahorcó a mi sobrina Graciela cuando no le dio la plata que le prometió para comprar un auto”, expresó.
Isabel Caballero, Ana Morales y Nancy Insfrán dieron su testimonio sobre el caso.