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La resolución de la Secretaría del Ambiente (Seam) autoriza únicamente la caza de dos especies de aves: Patagioenas picazuro y Zenaida auriculata. El periodo va del 19 de marzo y se extiende hasta el 31 de julio en la Región Occidental (Chaco). En el documento se establece que está prohibido desalojar las palomas de su refugio en forma intencional mediante incendios, explosión y otras acciones similares.
Se establece igualmente la obligatoriedad de realizar la cacería de palomas al vuelo, quedando prohibida la caza de los mismas estando posadas en el suelo o en algún lugar. Además solo se podrá transportar –con las debidas condiciones sanitarias– los productos hasta un máximo de 150 ejemplares. Las aves no podrán venderse porque forma parte de la cacería en la modalidad deportiva y no comercial.
Todo tipo de caza de animales silvestres está prohibida, salvo en el caso de las palomas. Las armas utilizadas por los cazadores deberán tener autorización de la Dimabel.
Los fiscalizadores de la Seam advierten que realizarán, durante los próximos días santos, controles de licencias para caza. Los cazadores sin licencias se exponen a fuertes multas que van de 200 millones hasta y G. 750 millones.
Consideradas plagas
Las palomas constituyen una voraz plaga agrícola en varios puntos del país, pero la zona más atacada es el Chaco. Los productores se sienten impotentes a la hora de proteger sus parcelas.
Sin embargo, en Paraguay la cacería se permite únicamente por dos o tres meses, tiempo insuficiente para disminuirlas.
La promoción turística de la cacería deportiva es de altísimo nivel y genera importantes divisas.
Los países vecinos como Bolivia recibe a 9.000 cazadores cada año. Uruguay capta más de 6.000 extranjeros y Argentina a 9.800, por lo que la región mueve alrededor de 24.000 turistas anualmente. En tanto, Paraguay queda al margen, porque con suerte llegan 50 extranjeros a pesar de que el potencial de nuestro país es elevado, dijo el operador turístico Mario Vasconcellos.
El negocio constituye un ingreso para las líneas aéreas internacionales, hoteles, restaurantes, agricultores, agencias de viajes, comunidades indígenas, empresas importadoras de cartuchos, Dimabel, entre otros tantos.