Tierra de orquídeas

Durante años de investigación científica, disfrute estético y hasta conexión espiritual con las orquídeas, la Dra. Amalia Vatteone de Scappini se dedicó a gestar su libro Ka’aguy Yvoty Orquídeas naturales de nuestros bosques. Prolijo, fundamentado y con abundante fotografía, el material promete seguidores. Conversamos con la autora.

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“En el libro hablo de las distintas partes de las orquídeas, comenzando por la flor, que es el reclamo de las monocotiledóneas para su reproducción y perpetuación de la especie. De su asociación espontánea con un hongo, micorriza, que se produce en la naturaleza, porque las semillas de las orquídeas carecen de sustancias alimenticias de reserva, y dependen completamente del hongo para alimentarse y germinar”, inicia la autora, quien ha hecho, primordialmente in situ, una investigación durante 13 años sobre las orquídeas nativas en su entorno natural. Amalia Vatteone de Scapini (77) es doctora en bioquímica y química farmacéutica. Jubilada como docente hace 10 años. Nacida en Asunción, siempre estudió y trabajó en Paraguay. Es mamá de tres hijos varones, abuela de seis nietas y dos nietos. La doctora declara que siempre fue amante de la naturaleza. En el 2003 se inscribió en un curso de orquídeas organizado por la Misión Técnica de Taiwán y el Ministerio de Agricultura. “No sabía nada de orquídeas, allí aprendí sobre géneros que son de otros lugares, pero muy conocidos en el mercado de las flores. Cuando finalizó este curso la ingeniera Rudy Lugo me obsequió sembradas y florecidas en un corcho plantitas de capanemia micrómera, una orquídea liliputiense que crece masivamente en nuestros bosques”. Aquel regalo despertó en Amalia el “hechizo” de querer saber más, cómo, dónde vive esta especie y cómo se podría cultivar. “Comencé a buscar información en revistas, folletos, datos orales, internet, y el deseo de saber me llevó al bosque a observarlas. Así comencé a coleccionarlas sembrándolas sobre árboles vivos, no en macetas. De esas observaciones nació mi libro, que es más bien el fruto de mi curiosidad por aprender y, al mismo tiempo, compartir”.

–¿Halló materiales de consulta a nivel local?

–Realmente no encontré libros o compendios con orquídeas nuestras, entonces quise compartir algo que yo estaba investigando; al principio fueron 2 o 3 variedades, pero después me llené de datos y decidí escribirlos en un libro, para que el contenido sirva de referente a otros estudios y ampliaciones. En el reino vegetal no está todo dicho.

–¿Son orquídeas “paraguayas”?

–Las orquídeas no tienen países, tienen regiones.

–¿A quién destina esta recopilación?

–Es un libro para todo amante de las orquídeas, en el cual se describe la morfología, especialmente de las flores, de manera muy sencilla. Es a la vez de consulta para los que gustan de la botánica y deseen conocer sobre los nombres de las orquídeas de nuestros bosques: hay epífitas (que viven sobre árboles), entre hojarascas y florestas y otros ambientes, campos abiertos, rocosos y pantanosos, entre pastizales, epífitas en climas semiáridos.

–Las orquídeas naturales y libres son muy cotizadas para el hogar.

–Se pueden cultivar, pero como todos los seres vivos necesitan atenciones y cuidados. Las orquídeas naturales son fáciles de cultivar sobre troncos y dándoles el ambiente de su hábitat natural, y van a florecer hasta dos veces por año.

–¿Qué guarda para usted de tantos viajes a los bosques?

–¡Tantas anécdotas tengo! Te cuento dos: observando las orquídeas, quise cruzar un arroyo no muy profundo, lo quise hacer pisando un tronco flotante, al pisar me di cuenta de que estaba hueco y me caí al agua. Fue muy simpático y no pasó a mayores. La otra fue cuando estábamos con el diseñador gráfico corrigiendo ya en los últimos tramos. Íbamos por el capítulo correspondiente al género sophoronitis y me llega un mensaje al celular con la imagen de la sophoronitis cernua florecida en mi orquidario, la de la página 377. Me la envió la cuidadora.

–Misteriosa casualidad; conexión entre dos especies.

–Las orquídeas son un hermoso misterio de la creación de Dios, crecen y se multiplican sobre los árboles, algunas en la cercanía de cursos de agua, otras son terrestres, y me refiero a las que no tienen la intervención de la mano del hombre. Descubrí que las orquídeas pertenecen al más alto peldaño de su escala evolutiva, por lo cual tienen la capacidad de conectarnos con lo más elevado de nuestra dimensión espiritual.

Aporte natural

Ka’aguy Yvoty es un sueño hecho realidad gracias al financiamiento familiar (“mi esposo me financió y acompañó en todos los viajes”, dice Amalia agradecida) y también con apoyo del Fondec. Es un libro didáctico para estudiar de forma académica o particular o para admirar y nutrirse de sus coloridas fotografías. Escrito de manera accesible, describe las orquídeas con sus nombres científicos y populares. El lector encontrará lo relacionado al cultivo, las plagas, enfermedades y el control orgánico o remedio ecológico –porque no dañan el medioambiente ni son dañinos para ningún ser vivo–. Otros capítulos explican la propagación sexual y asexual de las orquídeas (¿cómo se multiplican: por semilla, por clonación?), el perfume, la edad. ¿Cómo y dónde viven estas plantas? “Viven sobre los árboles pero no son parásitas, lo usan como medio de soporte. Viven en humedales, en el agua, sobre troncos soportando insolación directa”. Por supuesto, hay una lista de todas las especies descritas en nuestro país, “pero seguramente se irán agregando más –finaliza Amalia– probablemente han desaparecido por la tala de bosques, grandes extensiones de cultivos y bajo las aguas de las grandes represas”.

lperalta@abc.com.py

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