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La partida estaba anunciada para las 7:15 frente al Ministerio de Defensa, sin embargo, el horario se retrasó para las 8:15. A esta hora se inició el desvío del tránsito sobre Mariscal López y General Santos, lo que ocasionó mucho tráfico. No obstante, recién a las 8:40 se procedió a la partida de los restos de nuestros héroes, rumbo al Oratorio de Nuestra Señora Virgen de la Asunción y Panteón Nacional de los Héroes.
Los estudiantes de colegios que ya se habían apostado desde las 6:30 se colocaron a los costados para acompañar con sus banderas y uniformes el paso de los gloriosos. Al consultar a algunos jóvenes si sabían quiénes eran, ninguno pudo responder los nombres.
Los restos del Mariscal Francisco Solano López, Don Carlos Antonio López, Fulgencio Yegros, Niños Mártires de Acosta Ñu, el Soldado desconocido, Emiliano R. Fernández, Dr. Eusebio Ayala, José Eligio Ayala y Gral. José Eduvigis Díaz, iban en las nueve urnas y el Gral. Bernardino Caballero en un féretro.
Acompañados de escoltas, bandas musicales y la ciudadanía en las calles, llegaron al Panteón. Tras la bendición del arzobispo Edmundo Valenzuela y palabras de las autoridades del Ejecutivo, se procedió a ingresar las urnas y el féretro uno a uno.
Durante el ingreso se comentó una breve biografía de cada uno y se acompañaron con salva de cañón y sobrevuelos de aeronaves de la Fuerza Aérea.
La ciudadanía presente y las autoridades aplaudieron a cada héroe en una emotiva celebración.
El Panteón los “recibió” renovado tras estar cerrado tres años por refacciones. Ahora se pueden divisar mucho mejor los detalles del edificio que se muestra con su pintura original.
Las obras de restauración fueron ejecutadas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) en cuatro licitaciones. La última encargada fue la empresa Barrail Hnos.