Tras finalizar la veda, reinician oferta de pescado y exquisiteces culinarias

Tras el término de la veda de pesca, trabajadores ya ofertan pescados de todos los tamaños en la zona conocida como Puente Remanso. Asimismo, los comedores en el sitio se preparan para recibir gente y preparar variedad de platillos de fiestas de fin de año.

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La veda de pesca, que se había iniciado el 5 de noviembre pasado, llegó a su fin el viernes último, y ayer los trabajadores ya comenzaron a ofertar de nuevo una gran variedad de pescados.

Por ejemplo, en la zona de Puente Remanso, la señora conocida como Lolita tenía ayer pacú, surubí y dorado, todo a G. 40.000 el kilo. Mostró, por ejemplo, un surubí de 8 kilos que acababa de traer y un dorado similar. Asimismo, también se vendía en el sitio puchero a G. 20.000 el kilo. “Hay mandi’i a G. 20.000, piraña a G. 25.000, y boga a G. 30.000, pero hoy todavía no se pescó”, comentó.

Por su parte, la vendedora Carmen de Romero mostró gustosa un surubí de 7,2 kilos. “Es todo pescado nuevo, fresco, del día”, tentó a los clientes, que aún son escasos, pero que se espera aumenten a partir de hoy.

Variedad de platos

En el local “El buen sabor” de Nicolasa Caballero se prevén importantes ventas a partir de ahora que se cocinará el pescado fresco del día. “Estábamos funcionando comprando pescado de criadero”, comentó uno de los miembros de la familia, que atiende el negocio. Comentaron que los fines de semana el lugar se llena ya que el pescado es algo que gusta mucho a las personas como un platillo alternativo.

En el sitio ofrecen milanesa se surubí, chupín, caldo de puchero de surubí, caldo de mandi’i, soyo de piraña, romanita de surubí, entre otros platos, cuyos precios van desde G. 10.000 a G. 40.000. La familia trabaja hace 18 años en el lugar.

Por otra parte, quienes vayan para almorzar o comprar pueden disfrutar también de un paseo por el río en lancha (G. 30.000 por persona), que sale una vez que se junten al menos 6 personas.

Inundación aún afecta

Los trabajadores de Remanso fueron afectados por la inundación, ya que las aguas del río Paraguay avanzaron hasta el sitio de ventas, donde hay una especie de muelle con techo, que ahora no está habilitado. Por ello, las vendedoras se han colocado en veredas y calles. Tampoco el estacionamiento está disponible todavía. Los comedores sí están funcionando, pero clausuraron su planta baja y se mudaron a la planta alta, a la que se llega por un improvisado puente para el ingreso.

En las zonas compartidas con el Brasil, la veda rige hasta el 31 de enero.

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