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Los obreros de la contratista Corsan Corviam todos los días clausuran un carril del superviaducto, que los ciudadanos bautizaron con el nombre de Rodrigo Quintana, joven asesinado por un policía la madrugada del 1 de abril en la sede del PLRA.
Ayer a la media mañana, por ejemplo, solamente por un carril podían circular los vehículos a través del túnel, con dirección a Mcal. López.
Mientras un obrero permanecía sentado sobre el zócalo del túnel, del costado derecho yendo al sur, otro estaba limpiando lo que parecía una boca de desagüe.
Otros operarios del consorcio responsable de la obra, Corsan Corviam, se encontraban en la cabecera orientada a Luque colocando los postes para la lumínica.
Supuestamente era la primera gran obra pública que concluyó en el tiempo establecido; sin embargo, todavía le faltan la construcción de las pasarelas y otras obras complementarias, según los mismos funcionarios de Obras Públicas.
En la cartera de Obras destacan que el monto adjudicado no sufrió variación alguna. El contrato se adjudicó en el marco de una licitación pública a mediados del año 2015 por valor de G. 124.210 millones.
El Ministerio dio la orden de inicio en diciembre de 2015 y la obra debía concluir, de acuerdo a las disposiciones contractuales, en un año.
La empresa responsable de la obra es Corsan Coviam Construcción SA, representada por Juan Carlos de Goycoechea.