Un mundo por conquistar

Gisela Iribas (36) es paraguaya, modelo y actriz. En el 2010 partió, con su marido e hijos, a Miami. Allá continuó modelando en pasarela y publicidad. Hoy su energía apunta a crecer como actriz. Trabajó en un par de telenovelas latinas y en la serie Demente Criminal.

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Gisela es del tipo de mujer que no pasa desapercibida, llegó a la cita como es: alta, rubia y llamativa. En amena charla y perfecto acento neutro, nos contó sobre su vida, sus planes profesionales. Nacida en Asunción, criada en Villarrica, desde pequeña se interesó por el arte. El destino le deparó formar familia siendo muy joven. “Me casé a los 16 años, terminé libre el colegio. Soy mamá de Mauricio (20) y Almudena (12)”, detalla. Acaba de regresar de Miami, donde –por trabajo de su marido– estuvo residiendo durante 8 años. En EE.UU., a la par de encargarse de su familia y la casa, no descuidó sus sueños profesionales. “Aquí en Paraguay hice modelaje para varias empresas reconocidas; fui la primera modelo en una gigantografía en lugares públicos”. Aunque el modelaje le gusta, Gisela es consciente de que los años pasan. Por eso apunta con gran pasión hacia la actuación. En EE.UU. tomó clases con Sebastián Ligarde y Adriana Barraza (actriz de “Amores perros”, nominada al Óscar por “Babel”, la película con Brad Pitt), y a partir de ahí empezó a hacer microteatro y teatro en Miami. “Empecé en Telemundo, en un par de telenovelas, hasta que me llegó la oportunidad en Demente criminal (2014-15)”, relata con entusiasmo.

–¿Cómo llegaste, te convocaron a esa serie?

–Sí, me llamaron para un par de capítulos, pero les gustó mi trabajo y empezaron a escribir más y más para mi personaje, que era Miss Texas, pareja del protagonista, el Dr. Raimundo Acosta (el actor Sebastián Ligarde, famoso villano en las telenovelas mexicanas).

–¿Te costó sacar el personaje?

–Fue un reto en mi carrera, era una Miss, exmodelo, drogadicta, con una vida sin reglas. Me tocaron escenas fuertes durante toda la serie, no solo por tener que actuar simulando estar drogada o borracha, sino también tuve escenas difíciles.

–Contanos una.

–Al comenzar me tocó grabar desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche. En un momento la protagonista, ebria, se tira sin ropa a la piscina. Esto lo hicimos de noche, el agua estaba muy fría, ¡y filmé esto en mi primer día!

–Un desnudo siempre es algo jugado.

–Para el televidente fue un desnudo, pero yo tenía ropa interior color piel y al salir de la piscina enseguida te traen una toalla y agüita caliente. Mucho profesionalismo en los detalles y cuidados. Respecto a los desnudos, hay que situarse en que son parte del personaje que uno hace. No era Gisela Iribas que se volvió loca y se sacó la ropa, era Miss Texas.

–La serie tiene un título fuerte, una intención política, basada en la vida del Dr. Chirinos, quien dice haber sido el psiquiatra del Pdte. Chávez.

–Por supuesto que tiene un trasfondo político. Este psiquiatra, aparte de ser decano de la Universidad, también fue candidato presidencial de Venezuela en 1988. Creo que podría ser, más que política, una crítica al sistema político e incluso los productores de la serie se habrían planteado en algún momento si es que la aceptarían en la tevé venezolana, ya que en la serie claramente se puede ver cómo los personajes importantes van utilizando o mal utilizando todo tipo de poder político o recursos que puedan tener.

–Hay actores que hacen prevalecer sus ideologías.

–Como actriz haría lo que sea de acuerdo a la importancia del papel, porque al fin y al cabo estoy interpretando a un personaje y no significa que sea mi personalidad o gustos personales.

–¿Cómo lograste ir abriendo puertas en el mercado televisivo?

–Por contactos que logré con la gente de Venevisión. Yo hacía pasarela para un diseñador venezolano, pero tuve ganas de hacer conducción televisiva. Por ahí, en los estudios, me vio la encargada de las telenovelas y me dijo: “Tú tienes el porte de las telenovelas, métete a estudiar actuación”. Ellos me guiaron qué y dónde estudiar.

–¿Qué fue lo primero que estudiaste?

–Entré a una de las escuelas top, la de Adriana Barraza. Lo primero que tomé fueron clases de voz y de acento neutro.

–¿Hablabas con marcado acento paraguayo?

–Sí, hablaba bien como paraguaya y me gustaba, pero llevé a la práctica el neutro en el día a día para que, a la hora de actuar, suene natural. Lo que más me costó fueron las “s” y “rr”. En esto de cambiar el acento se contempla un tiempo de burla o sorpresa de la gente que te conoce, familia, amigos.

–Después de tu experiencia, ¿qué planes tenés en Paraguay?

–Estoy pensando en algunas propuestas; paralelamente estoy pendiente de trabajar en el extranjero si se concretan proyectos. Me gustaría seguir haciendo carrera de actriz en EE.UU., porque allá, tenga la edad que tenga, siempre hay oportunidades. Acá, y voy a ser crítica, podés hacer teatro mientras tengas la cola parada, ¿y después?

–Gisela Iribas: ¿sexy, maternal?

–Me cuido en la comida, voy al gimnasio, hago yoga. En el día a día me gusta ser coqueta, usar ropa cómoda, deportiva (pero para dormir, ¡uso el pijama más antisexy que te imagines!). Como mamá tengo una relación hermosa con mis dos hijos.

–¿Te quedó algún deseo académico?

–Alguna vez me gustó mucho psicología, ciencia que tiene mucho que ver con actuación a la hora de analizar los personajes.

–Fuera de cámaras, ¿cómo te sentís hoy?

–(Piensa) Soy del signo Leo, pero creo que soy una leona domada (risas). El yoga me ayudó a dejarme llevar por la corriente, a aceptar mis problemas para poder solucionarlos de la mejor manera. Soy sociable, valoro la amistad y la familia, pero en esta etapa de mi vida no me gusta que me pregunten demasiado sobre mis problemas. Mejor hablemos de ideas.

lperalta@abc.com.py

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