“La Navidad significa Dios con nosotros. Baja al mundo y se mezcla con nuestra realidad”, comenzó diciendo el sacerdote jesuita Alberto Luna, al referirse al advenimiento del Niño Dios. Explicó que el Mesías vino a conocer la complejidad y la realidad del hombre, así como sus virtudes y la belleza que encierra toda creatura.
En vísperas de la Nochebuena, el religioso indicó que el Niño Dios nació pobre para experimentar las limitaciones del hombre; no vino poderoso, al contrario, humilde para demostrar al mundo que hay una forma de vida que conduce al Padre.
Preguntado cómo se debe vivir la Navidad actual amenazada por el consumismo, indicó que Jesús invita a acercarnos a Él. Pide a las familias que se unan, que lo alejados acorten las distancias, que se practique el perdón. En ese sentido, apuntó que más allá del compartir algo material, acercarse al semejante, llevar aliento al necesitado; escuchar al que necesita son prácticas que valen más que dar comida y obsequiar algún regalo. Según el sacerdote, muchas personas necesitan, pero mucha veces la indiferencia duele más para ellas.
Explicó que la Navidad también invita a la reconciliación y en ese sentido considera que así como Dios vino para perdonar los pecados, también todos los cristianos deben aprovechar este momento para reconciliarse con su semejante. Hay que reconstruir todas aquellas relaciones que distancian a las personas. A su criterio, la Navidad llama al encuentro y esa reunión debe darse en base al perdón y la reconciliación.
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Programa
Mañana, en Nochebuena, la misa en la Catedral Metropolitana comenzará a las 22:00. El domingo, la misa de Navidad, será a las 11:00. Ambos actos los presidirá el arzobispo Edmundo Valenzuela.
