Valle’i, Mundo apu’a y Zanja póra

Cuando llueve la calle Dr. Bartolomé Coronel es un verdadero río. Y cuando no, tiene un manantial proveniente de cañerías rotas. Atraviesa el barrio Dr. Francia desde la colina del Mangrullo hasta Varadero. 

Hacia 1910 “hubo un nuevo brote de (peste) bubónica, que, si bien no duró mucho tiempo ni tuvo la cantidad de víctimas como la anterior, fue particularmente virulento, y se cobró la vida, entre otros, de los doctores Bartolomé Coronel y Emiliano Paiva, quienes se contagiaron tratando de salvar otras vidas. Héroes civiles cuyos nombres hoy ostentan algunas calles del barrio Hospital”, dice Luis Verón, de ahí el nombre de la calle.

Amén de la historia, esta arteria da cabida a Valle’i, un asentamiento ubicado a la altura de Pedro Gracia y Guillermo Arias, detrás del viejo Hospital de Clínicas, y que se había formado con gente refugiada allí tras la guerra civil de 1947, dice la historiadora Rosanna Vera Alegre.

La vía toma todo el torrente de lluvia que baja violentamente del Mangrullo. Fue así que en el Año Nuevo de 1959 una joven pareja pereció en el lugar, pocos días antes de casarse, arrastrada por el raudal junto con el taxista que los transportaba. Volvían del Club Deportivo Sajonia tras el concierto de Estela Raval y los Cinco Latinos. Los acompañaban los padres de la joven novia, Juan Galeano Morel y Sra., quienes se salvaron milagrosamente. El auto fue arrastrado hasta el río y quedó totalmente destrozado. Solo conservaba las ruedas, asiento y volantes. La chapería desapareció. Los cuerpos fueron rescatados por los buzos. Desde aquella madrugada fatídica existe “Zanja póra”, que llegó a tener tres metros de profundidad.

Era siempre peligrosa. Lo advirtió el taxista a sus pasajeros, pero no quisieron retroceder hacia la Avda. Carlos A. López. El novio, de apellido Recalde, era oriundo de Paraguarí. 

Esta historia rescatada por Rosanna Vera es lo que originó la leyenda de los fantasmas en la zanja. Un puente de hierro lo atravesaba y no fueron pocos los borrachos que cayeron a ella, pero nada les pasó. 

En Varadero llega al asentamiento Mundo apu’a, en propiedades donadas por dos benefactores, Sviatoslav Kanonnikoff y Gaspar García.

Lorenzo Balbuena (58), vecino, asegura que el sector también surgió tras la guerra civil del 47. Eran todos pescadores y ahora se dedican a diversas actividades. Está bajo la protección de la pintoresca capilla de San Francisco de Sales, ubicada sobre el “Pasillo Jaguá”.

Fotos: Javier Cristaldo y Arcenio Acuña