Zanja Soró, un sitio escondido en la zona ribereña

Un paraje escondido en los suburbios del barrio San Antonio es Zanja Soró. Se ubica sobre el río Paraguay, en los límites de Itapytãpunta, en una depresión donde confluyen las calles De las Llanas y Río de la Plata. El idílico lugar donde se encuentran puentes colgantes y casitas que penden en el barranco rocoso está abandonado a su suerte por las autoridades. Los vecinos del barrio lo consideran un parque olvidado por las autoridades.

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Al igual que el vecino peñón de Itapytãpunta, ubicado a unos 500 metros, Zanja Soró es un lugar que topográficamente refleja el nombre perfecto de su naturaleza. Caminando por la calle De las Llanas hasta el final y doblando sobre Río de la Plata, la grieta se abre en zigzag entre las casas y muestra sus sinuosas paredes de tosca rojiza. 

Escalones y puentes colgantes, tablones para el paso, patios a modo de balcón y una pequeña cancha de vóley donde juegan las mujeres revisten la depresión del terreno. También marcan el contorno canaletas por donde se descargan aguas cloacales de la zona alta de los barrios San Antonio e Itapytãpunta y un colchón de basura que colmata todo. Un viejo murallón de piedra resiste a duras penas a los raudales. En el sitio caminan constantemente los niños que entran y salen a las casas, mientras las gallinas y algunos cerdos se rebuscan escarbando en el suelo. Los perros no paran de ladrar. 

Dice Jorge Rubiani en su libro “Postales de Asunción de Antaño” que Zanja Soró es un sitio de los que “no llegaron a barrios”, por lo menos oficialmente no son tales. Sin embargo, son parajes que aglutinan a un conjunto de casas en torno a la peculiaridad del terreno y el uso que le diera la propia comunidad. 

“Hasta hace pocos años allí (Zanja Soró) todavía era posible hacer vida de playa. Las aguas del río llegaban limpias y el tráfico de botes y lanchas causaba una leve contaminación”, describió Juan Manuel Prieto en un artículo publicado en ABC Revista en 1994. 

En su texto se quejaba de la contaminación con basura y aguas cloacales, panorama que no ha cambiado para nada en más de 20 años. 

Rubén Renato Acuña, presidente de la comisión vecinal “Vecinos Unidos”, asegura que la vertiente de agua servida que corre por un lado se convierte en una “catarata” cuando llueve. “Toda la mierda se desborda sobre este lugar, que es un espacio público, el muro desaparece y se inunda todo. Hay muchos bichos, alacranes, víboras y sapos, que aparecen entre las criaturas”, se queja.

Para evitar que una columna electrificada del alumbrado cause una tragedia, lo revistieron con pedazos de madera que sirven de precaria aislación. “La columna está por caer y hace tres meses pedimos a la ANDE y a la Municipalidad de Asunción una respuesta. Pero no pasó nada. Al intendente Mario Ferreiro y a los concejales Elvio Segovia y Carlos Arregui los hicimos ganar en la Facultad de Filosofía. Nos pidieron votos durante la campaña y luego se olvidaron”, reclama. 

Quienes suelen limpiar el lugar son las chicas luego de cada partido de vóley, pero la basura llega sin parar al lugar, incluidos trastos viejos, como camas, sillas y muebles rotos. “Nos piden paciencia y más paciencia porque dicen que no hay rubros para reparar este lugar, que figura como parque público pero tiene apariencia de un vertedero”, sigue Acuña. 

Los vecinos quieren una solución para evitar que los niños caigan en la drogadicción, como pasa en el mirador de Itapytãpunta. 

Solo falta que alguna autoridad se apiade de ellos y les preste un poco más de atención.

Del peñón rocoso a una depresión

Apenas unos 500 metros de costa ribereña separan a Itapytãpunta de Zanja Soró. Sus paredes, tanto en el promontorio como en el cañón, muestran la misma tosca sobre la cual se asienta el populoso sector asunceno. Ambos sitios tienen una gran belleza paisajística, actualmente cubierta de basura y todo tipo de efluentes. Comparten el nombre recibido de la topografía del terreno. Itapytãpunta llegó a dar su identidad al poblado circundante, pero no ocurrió lo mismo con Zanja Soró, que si bien caracteriza a un sitio, no se ha mantenido en el mapa oficial de la ciudad de Asunción.

FOTOS: Diego Fleitas y Javier Cristaldo

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