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Casi US$ 7 millones costará el seguro médico en el 2017. Sin embargo, un trabajador del sector privado paga doble incluso y de su bolsillo: al IPS y a una firma.
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El martes 29 de noviembre, la plenaria del Senado debe aceptar o rechazar esta grosera autoasignación. Así se comporta la mayoría de nuestros legisladores: dicen tener sensibilidad por la gente, pero en realidad meten la mano en el bolsillo.
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Ni hablemos de los G. 5 millones mensuales de combustibles que reciben. ¿Para qué tanto? Es imposible que utilicen en un mes, salvo que repartan los cupos entre los operadores políticos, familiares, amantes, etc.
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A todo esto se suma que tienen dos meses y diez días de vacaciones: desde el 21 de diciembre hasta fines de febrero. Un trabajador del sector público o privado tiene 30 días hábiles o corridos, según la antigüedad.
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De hecho que los beneficios ya son groseros y a eso les sumamos los fatos de los legisladores. Algunos se creen los vivos y utilizan el presupuesto para hacer lo que quieren como el senador colorado Víctor Bogado con la “niñera” y el “mecánico de oro”.
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Mucha queja hay últimamente del Hospital de Clínicas, especialmente del Servicio de Anatomía Patológica, donde los pacientes esperan estoicamente que la directora Susy Figueredo termine su periplo por Cancún o que aparezca la doctora Ingrid Rodríguez para expedir los diagnósticos.
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La Contraloría General de la República acaba de fichar a un funcionario “clase “A”. Cuentan los que saben que es hermano de una fiscala y que ocupará un cargo muuuy importante.
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Simpático es el ministro de Industria Gustavo Leite. Se pasea por el mundo –que es lo que le gusta hacer– para alentar la venida de inversiones extranjeras en Paraguay. Pero aniquila a las firmas instaladas.
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Leite supuestamente cree que nadie se entera de lo que ocurre en Paraguay. Diplomacia antes de internet.
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En vísperas de las fiestas de fin de año comenzaron las llamativas movidas en la Dirección de Aduanas. Suponemos que será para recaudar más. Sería muy triste que envíen a “recaudadores personales” aprovechando el intenso tráfico en estas fechas.
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El fin de semana varios peregrinos que fueron hasta Caacupé se quejaron porque fueron víctimas de los famosos descuidistas. Sería interesante que la Policía preste más atención.
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Es incómodo que unos uniformados hagan los controles en un recinto religioso, pero es verdaderamente lamentable retornar a casa sin la billetera. Aquí no vale eso del “Dios se lo pague”.