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Con razón que el bloque “acheci$ta” es muy fuerte, especialmente en el Senado.
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Nos preguntamos ¿cómo es posible que en barrios residenciales de alta gama –por ejemplo, Carmelitas– donde existen mansiones de un millón o un millón y medio de dólares, a sus propietarios no les incomode que el empedrado frente a sus casas sea peor que un paisaje lunar? ¿No pagan sus impuestos y sus tasas a la Municipalidad? ¿No tienen comisión de barrio que le exija al intendente municipal asfaltar las calles como corresponde? Cuándo organizan algún festejo, ¿no les importa que sus invitados atraviesen cloacas y rompan sus autos?
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Ni hablemos de Madame Lynch y Salvador del Mundo, barrios colindantes de la “obra estrella” del Gobierno, que ni siquiera cuentan con desagüe cloacal. Se pueden unir los vecinos de los tres barrios para exigir el servicio.
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La ciudad de Pedro Juan es un antiguo centro reducidor de joyas robadas en el país. Por eso, si a alguien se le roba alguna joya delicada, enseguida debe hacer investigar allí porque vuelan a ciudades del Brasil.
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Nuevamente “Peluquín” González Daher, a través de su secre Raúl Fernández L., está metido en un jugo$o tráfico de influencias de unos US$ 15 millones.
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Está en “cosas gorda$” el senador cartista. Cuentan los que saben que Achecé, ni bien escuchó el audio, le llamó a su cuate y le dio un reto. Pero no por hacer tráfico de influencias sino porque se supo el fato.
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El fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, no solo guarda silencio sino también es cómplice porque bajo su consentimiento se realizan traslados de funcionarios que ponen trabas al negocio.
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Bajo la figura gua’u de mejorar la salud o la educación, los funcionarios de instituciones públicas realizan marchas y protestas.
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La pregunta es: ¿Salen a las calles a quejarse por escuelas en pésimos estado? No. Sus reclamos apuntan a recategorizaciones salariales.
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Mañana comienza el periodo oficial de propaganda política de cara a las internas del 17 de diciembre. Como se puede apreciar, varios precandidatos a partidos tradicionales violaron asquerosamente la ley con cartelerías extemporáneas.
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¿Hay castigo? Obviamente que no. Los políticos cuando hacen una ley que les afecta, no ponen castigo. Por ese motivo, gran parte de la ciudadanía está harta de estos atropellos. Algunos tienen resentimiento y, otros rabia. Lo bueno es que el 17 de diciembre la gente tiene la ocasión de castigar a estos políticos.