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Hay muchas cosas en juego en estas elecciones. Y no se trata tanto del “futuro del país” como dicen pomposamente algunos “patriotas”, sino del futuro de los negocios de unos cuantos que están muy nerviosos por las encuestas.
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Arturito Giménez anda enojado y amenazando por las denuncias de acoso en su contra. Se jacta de que muchos abogados se le ofrecieron y que tiene a uno de los mejores penalistas.
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Es obvio que muchos leguleyos se deben frotar las manos para defenderlo porque saben que está en condiciones de pagar muy bien con la plata dulce de la entidad binacional.
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El nerviosismo de este funcionario no hace sino corroborar que el audio en el que supuestamente pide robar las pruebas del delito es creíble.
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Según cuentan, muchos en la binacional hace tiempo saben de las andanzas de Giménez, incluyendo a Spalding, pero no hablaban porque el muchacho tiene protección política.
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“Quieren mi cargo”, dijo con mucha perspicacia. Por supuesto que debe haber una larga fila de inescrupulosos que aspiran a tener un excelente salario e impunidad para cometer fechorías.
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Pero que alguno le esté serruchando el puesto nada tiene que ver con que él se aproveche de su posición para acosar y chantajear a sus subordinadas.
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Santiaguito Peña sigue haciendo campaña contando que los paraguayos y paraguayas vivimos en el paraíso terrenal y que si el cartismo pierde, seremos expulsados de ese lugar.
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Difícil convencer de eso a quienes perdieron todo por las lluvias, a quienes se les corta la luz, a quienes soportan un tránsito infernal para llegar a su trabajo, a quienes son víctimas de la inseguridad, etc., etc...
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Seguramente Peña se refiere a algún paraíso privado en el que sirven bocaditos de lujo y whisky etiqueta azul. Ese es el que algunos no quieren perder.
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Con buen tino, monseñor Alfert instó ayer a HC a renunciar a su cargo si seguirá dedicándose a hacer proselitismo partidario.
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O es presidente y se ocupa de su labor o es jefe de campaña de Honor Colorado y se dedica a la campaña electoral. La Constitución le prohibe hacer otra cosa si está al frente del Ejecutivo.
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Se viene la festividad de la Virgen de Caacupé y la gran duda es si algunos políticos tendrán cara para mostrarse públicamente.
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El temor al escrache público posiblemente frene a unos cuantos, pero no hay que confiarse. Hay algunos que tienen la cara más dura que diamante.
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Por las dudas, tener a mano los celulares para registrar la eventual presencia de algunos de los ilustres que nos tienen como estamos.
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En esta campaña electoral, los políticos del oficialismo y la oposición están prometiendo como nunca. Si solamente cumplieran el 10% de lo que prometen, las cosas irán mucho mejor.
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Lo notable es que algunas de las promesas incluyen pagar sobresueldos y gratificaciones que no harán más que desangrar el presupuesto público.
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¡Qué fácil es hacer caridad y campaña con la plata pública! Una vez que ganan la elección, seguramente nos hablarán de austeridad, de transparencia y de lo mal que encontraron el país que ellos mismos colaboraron para esquilmar.
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¿Dónde andará Luisito Canillas? Cuentan que se lo vio con un vaso en la mano, con un líquido amarillo, gritándole a algunas figuras de cartón. ¿Será?