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Y se produjo nomás el abrazo republicano entre Marito, Santi y Achecé. Obviamente eso implica también el apretón de manos entre Calé y Peluquín.

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Para “la exportación” ahora están todiitos unidos los colorados pero al estilo Dr. Merengue: cada uno tiene su otro yo, que expresa sus verdades.

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Una vez más se confirma que el apoyo es político y efectivo pero no afectivo.

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Como ahora están en una misma canoa, se tendrán que aguantar y “tragar los sapos” o como prefiere decir Achecé: “clavos”. En realidad algunos candidatos a cargos legislativos son verdaderos clavos, como los imputados Peluquín González Daher, Víctor Bogado, José María Ibáñez, Carlos Núñez Salinas, entre otros.

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Los liberales lanzaron la primera piedra al impugnar las candidaturas de Achecé y de Nicanor, quienes deben ser senadores vitalicios porque claramente lo dice el Art. 189 de la Constitución.

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Algo tiene el sillón de los López. Quien se sienta ahí se transforma y se le despierta una sed de poder impresionante. Algunos incluso se comportan como Luis XIV, quien creía que el Estado era él.

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Luego de verles actuar a Nicanor y Lugo, Achecé parece que intentó evitar ese virus y se mudó a Mburuvicha Róga. Pero rápido se dejó contagiar y hasta convirtió la residencia presidencial en una seccional colorada.

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Hay una serie de cruces raros. El “Chino” García en su calidad de asesor jurídico de la Municipalidad de Asunción no apeló el fallo a favor de Ivesur y les provocó un perjuicio a los contribuyentes de US$ 3,6 millones.

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Luego la Comuna Capitalina de Mario Ferreiro detectó un faltante de la administración de A-Arnaldo Samaniego (ANR, cartista) de G. 28.922 millones y denunció ante la Contraloría. ¿En manos de quién cayó? Del “Chino” García.

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A esto se suma la desprolijidad en la Contraloría, donde aparecen jugosos viáticos a amigas y operadores. Eso de vamos a “barrer la vieja política”, tu abuela.

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Frescamente el fiscal general Javier Díaz Verón anuncia que el lunes 23 de abril, al día siguiente de las elecciones generales, reasumirá. ¡Qué lindo! El caazapeño decide cuándo va a volver a trabajar.

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Mientras tanto -obviamente- la investigación contra su progresivo patrimonio no avanza ni avanzará. El subordinado que se atreva a imputarlo irá a la “hoguera”.

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Tan poderoso era el ahora imputado y preso en Tacumbú Raúl Fernández Lippmann, el exsecretario del Jurado, que hasta tenía prestanombre. Un tal Cristian León.

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Si el secretario tenía ese poder y caudal económico importante, ¿qué sería su jefe Peluquín González Daher u Oviedo Matto? Hasta ahora no lo podemos saber porque la Fiscalía de Díaz Verón le protege.