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Parece que Cartes es tan espantavotos como González Daher, Calé o Víctor Bogado, y Marito preferiría que se quede nomás en el Palacio a cumplir con sus obligaciones antes que aparecer en las fotos con él. Así dicen.
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Es que mientras el candidato de ANR desea presentar una imagen de conciliador, Cartes parece que cada día desayuna un cóctel de culebras, sapos y alacranes, y lanza sus dardos venenosos por todos lados. Inclusive, dedicó al presidente metileno una advertencia de tipo mafioso, que la Presidencia trató de morigerar con un comunicado, sin mucho éxito.
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HC y Duarte Frutos son una suerte de violadores de la Constitución irredimibles. Ambos intentaron atropellar la Constitución para intentar la reelección.
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Como no lo consiguieron con uno de los artículos, probaron con otro, candidatándose a senadores activos, cuestión que les está vedada a los expresidentes.
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Ambos persisten ahora en su intención. Dirigentes opositores recurren a las instancias legales para impedirlo. Con la venalidad y la cobardía de los jueces hay poca esperanza en que se cumpla la ley.
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Peluquín quiere llevarse con él a Calé al ostracismo político, poniendo como condición de su renuncia que haga lo propio su colega del vozarrón.
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Si la intención es realmente “limpiar” la lista colorada, Peluquín se quedó corto. Debe exigir también que renuncien Zacarías Irún, Víctor Bogado, Beto Ovelar y un largo etc., etc.
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La intención del impresentable senador luqueño es que todo quede igual y quedarse con fueros por cinco años más.
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El problema, según reconocen en la misma ANR es que su presencia y la de otros “ilustres” en la lista espantará los votos de la ciudadanía.
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El PLRA está más o menos igual, por permitir que se candidaten algunos de dudosísima reputación.
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La parte positiva de todo esto es que sondeos y consultas señalan que habrá un feroz voto cruzado que hará posible el ingreso de nuevos actores políticos en el Congreso Nacional.
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Enhorabuena, porque con los corruptos de siempre está visto que no vamos a ningún lado. Si todo va bien, serán cada vez menos y se verán arrinconados por los decentes.
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Algunos esperpentos, como el inefable Waldemar Zárate, ya no la tienen tan fácil. Luego de 11 años, fue condenado ayer por denuncia falsa. Ojalá que con otros conocidos malandrines suceda lo mismo.