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Historia repetida se vive cuando hay cambio de gobierno. Colorados, luguistas y liberales cometieron este tipo de injusticias.
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Ni este presidente ni los anteriores tuvieron el coraje necesario de cerrarles las puertas de las binacionales a los amigos y parientes de políticos.
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Nicanor y Alderete les están llevando a sus cuates, varios de ellos sin ninguna capacidad, a convertirse en nuevos millonarios. ¿Dónde está el cambio que nos prometieron? El slogan que se adapta perfectamente a la situación es: “Marito de su gente”.
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Nos comentaron que los oficiales retirados que prestan servicios de seguridad en Itaipú y Yacyretá están preocupados porque se avizora una barrida de la mano de los nuevos directores. Lastimosamente, nos dijeron, no es para mejorar el servicio sino para darles un “zoquete” a sus hombres.
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Llamativamente apareció ayer Ernst Bergen en la reunión entre Sachs y Marito. La gente no olvida que andaba de la mano con el cartismo.
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Y si hablamos de caraduras, le tenemos en la lista al acusado senador cartista Víctor Bogado. Se tomó el atrevimiento de darle instrucciones a la fiscala Sandra Quiñónez.
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Les denunció a las fiscales por “persecución de inocentes”. Es decir, este Bogado se cree inocente.
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Esperemos que la Sandra Quiñónez no se deje embaucar por este tipo de discursos que lanza el senador. Durante casi cuatro años chicaneó su proceso y luego dijo que no ve la hora ndajeko de presentarse en juicio. Ahora vuelve a chicanear.
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Su supuesto testaferro, Miguel A. Caballo, el “mecánico de oro”, también decía que necesitaba trabajar y con ese argumento le dieron permiso. ¿Qué hizo dos días después? Presentó su renuncia.
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La pregunta es: ¿de qué va a vivir, si le lloró miseria al juez? En realidad si es dueño de un shopping y otros bienes, no necesita un sueldito de G. 10 millones del presupuesto público, salvo que sea testaferro.
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La mayoría de los diputados le desafió a la ciudadanía y frenó la pérdida de investidura para el imputado diputado Carlos Portillo (PLRA, efrainista).
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En una vergonzosa sesión empedraron el camino para que un legislador sea expulsado. No porque le quieren a Portillo sino debido a que varios de sus colegas temen terminar rajados por corruptos.
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Algunos no solo merecen perder la banca sino ir a una penitenciaría.