YATAITY, Dpto. del Guairá (Carlos Ávalos, corresponsal). Ña Rubí, gracias a este noble trabajo que heredó de su madre, pudo sacar adelante a sus dos hijos, José María y Andrea Subeldía, quienes ya son profesionales; químico industrial y docente, respectivamente. Dijo que, en su momento, ambos también aprendieron a bordar y la ayudaban con la tarea para poder costear sus estudios universitarios.
Pese a que pasaron más de 60 años, Cornelia no perdió la fabulosa habilidad y técnica de bordado para aplicarlo a los manteles, camineros y juegos de individuales con detalles de encaje ju, que es su especialidad. Sin embargo, a la hacendosa mujer ya se le dificulta un poco tejer el auténtico ao po’i, atendiendo que el tejido es muy fino y delicado, por lo que lo hace con ayuda de su hermana Josefina.
Señaló que los artesanos necesitan de un Gobierno que se dedique a potenciar y velar por la artesanía con la apertura de un gran mercado en el cual puedan vender sus productos de ao po’i de forma interna y luego se llegue a exportar. Por ejemplo, necesitan de más capacitaciones para poder desenvolverse mejor y poder modernizar sus trabajos.
Junto a su hermana, cuentan con una casa de artesanía denominada “Ña Rubí”. En el sitio se puede encontrar todo tipo de prendas como camisas, chombas, shorts con detalles de ao po’i, juegos de mantelería, camineros, individuales, chalinas, entre otros, a precios muy accesibles.
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Igualmente realizan finos trabajos de acuerdo a la necesidad y pedido del cliente. El local está ubicado en el centro de Yataity, frente a la Plaza de Armas “General Francisco Roa”.
Las artesanas también participan de la vigésima primera edición del Festival del Ao Po’i. La muestra estará habilitada hasta el 11 de noviembre próximo.
