Esposa de preso político pide al Papa un milagro para Venezuela

Un indescriptible baño de fe, devoción y alegría se apodera en estos días de los paraguayos por la presencia del papa Francisco, 27 años después de la venida del papa Juan Pablo II al que muchos atribuyen el milagro de haber contribuido a ponerle epitafio a la dictadura del general Alfredo Stroessner. En un país no muy lejano, Venezuela, otro régimen de las mismas características, con democracia de fachada, reina incólume en pleno siglo XXI ante la vista de todos. Lilian Tintori, esposa de una de sus víctimas, el preso político Leopoldo López, líder de la oposición venezolana, también espera un milagro papal para liberar a su marido y a otros 74 prisioneros de conciencia del régimen de Nicolás Maduro. Tenaz, bien enterada de la gira del Sumo Pontífice por el Paraguay y su clara posición en contra de la globalización de la indiferencia, ella aprovecha este espacio y exclama con voz grave, visiblemente desgastada por los rigores a los que somete el autoritarismo: “Espero que este mensaje a través del diario ABC le llegue al papa Francisco y se haga el milagro en Venezuela”.

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–¿Se figuraba usted en esa posición de tomar la posta de su esposo preso?

–Nunca me lo figuré. Mi esposo Leopoldo López es uno de los 75 políticos prisioneros de Nicolás Maduro. Están presos por pensar distinto. Ellos son apenas una muestra de lo que pasa realmente en Venezuela. Estamos viviendo momentos muy difíciles. El pueblo sufre. Hay una crisis económica, una crisis política, una crisis social. Estamos al borde de una crisis humanitaria. Solamente en la capital, Caracas, mataron este fin de semana 42 personas. Es resultado de la violencia en las calles. Cada 20 minutos matan uno. Hay un descontrol. No hay Estado de derecho. Reina la impunidad, el 97% de los delitos queda impune, según la ONU. A ello se suma la represión, la persecución de los que no son adictos al régimen. Casi toda la prensa está en poder del Gobierno.

–¿Desde cuándo está preso su esposo?

–Leopoldo tiene un año y cinco meses preso. Le dan un trato inhumano, humillante, degradante. Lo someten a tortura sicológica.

–¿Qué le hacen?

–Lo mantienen incomunicado en una celda de dos metros sesenta por dos metros sesenta. No lo dejan ver el sol. No le permiten enterarse de las noticias. No le pasan los diarios. Le robaron su expediente de defensa en su propia celda. Ya le hicieron 17 requisas (allanamientos) violentas en el calabozo. La prisión está dentro de un edificio de cuatro pisos. Es el único preso en ese edificio. No permiten visitas, ni siquiera de la Iglesia. Solamente podemos verlo nosotros sus familiares directos. Lo encierran bajo candado. Sus hijos lloran entre las rejas.

–¿Cuántos hijos tienen?

–Tengo dos hijos: Manuela de cinco años y Leopoldo Santiago de dos añitos. Todas las mañanas me levanto y rezo con ellos. Pido por la libertad de los presos políticos. Pido por la libertad de Venezuela, que se acabe esta violencia, que se acabe esta antidemocracia. A veces sueño que lo que está pasando no es real, que todo es normal, pero despierto y me encuentro sola y me doy cuenta de que mi esposo está preso y solo, sin poder hablar con nadie.

–Para los paraguayos el estado policiaco es cosa del pasado. Fue duro también. Conste que los lobos del régimen se siguen reproduciendo aunque ya no tienen fuerza...

–Leopoldo es inocente. Es un líder político querido por el pueblo de Venezuela. Lo necesitamos para reconstruir este país y lo necesitamos libre. Quieren eliminarlo políticamente. Él escribe cartas. Ya le prohibieron. Se comunicaba de esa forma con el pueblo. Con esas cartas trata de mantener a la gente con esperanza. Quiere dejar su sacrificio como testimonio, de que vale la pena lo que está haciendo.

–¿De qué lo acusan?

–Por incitación a la violencia. Lo único que hizo fue denunciar al régimen de Maduro por antidemocrático, por corrupto e ineficiente. Eso lo dijo y lo mantiene. Él tiene el derecho y la libertad de opinar y de criticar como cualquier ciudadano, como político. Opinar no puede ser un delito. Maduro en realidad le tiene miedo a su liderazgo.

–¿Qué hace ahora la defensa y qué dice la justicia de Venezuela?

–Leopoldo siempre se presenta a la sala de audiencias. Da la cara. No tienen una prueba, un testigo que lo culpe de nada. La jueza no le permite que presente testigos ni ningún otro recurso para defenderse. Es un juicio absolutamente injusto. A pesar de todos sus empeños, el gobierno represor no ha podido vincular a Leopoldo con ningún acto violento de los ocurridos el año pasado.

Todos los días rezo. Me da coraje para continuar y me da mucha más fuerza cuando veo que se multiplican los pronunciamientos de solidaridad internacional, de líderes del mundo que rechazan lo que está pasando.

–¿No es cierto que hay una actitud de indiferencia hacia lo que pasa en Venezuela?

–La situación venezolana ya la conoce Iberoamérica, ya la conoce el mundo. En la región se sabe perfectamente lo que está pasando. Mediante ABC, yo aprovecho para dar gracias de nuevo a la comunidad internacional a través de los periodistas de todo el mundo que están siguiendo en estos días al Papa en Paraguay, porque se ha pronunciado en forma contundente y no acepta que Venezuela siga sufriendo.

–Los Presidentes no se han pronunciado tan abiertamente...

–Sí, es verdad que los Presidentes no se han pronunciado, pero lo han hecho sus Senados, su Cámara de Diputados y la sociedad civil en general. Ellos han denunciado las violaciones que comete el gobierno impunemente.

Es impresionante el apoyo que hemos tenido de gobiernos, personalidades, de expresidentes de Iberoamérica. Todos piden la libertad de Leopoldo López y de todos los presos políticos. Eso nos trae mucha paz y nos afirma en nuestras convicciones porque sabemos que no estamos solos.

–Ustedes esperaban un encuentro de Maduro con el Papa (en el Vaticano) que no se produjo. ¿Qué esperaban de ese encuentro?

–De ese encuentro lo que esperábamos era garantizar la paz, la liberación de todos nuestros presos políticos. El excelentísimo papa Francisco, a quien admiramos, autoridad moral del mundo, es nuestra esperanza. Sabemos de sus preocupaciones por Venezuela. Esperábamos que como Padre de la Iglesia consiguiera un gesto de humanidad de este señor y libere sin excusas a los presos políticos...

–Maduro adujo un problema de salud para no ir a verle. ¿O no quiso estar frente a frente con el Papa?

–No sé. Lo que sí sé es que Nicolás Maduro tiene todavía la oportunidad de reaccionar. El país está sufriendo. No se respetan los derechos humanos. El derecho a la vida se viola cada 20 minutos, como le dije. Las cifras de violencia, de muertes por violencia el año pasado fue de 25.000. Para una población de 30 millones de habitantes es alarmante. Es crítica. Por eso necesitamos de la ayuda de la comunidad internacional y de la Iglesia. Por eso no quiero dejar pasar la ocasión para hacer un llamado para que nos ayuden a conseguir una solución en paz para los venezolanos.

–¿El Papa se pronunció alguna vez sobre su país?

–El Papa nombró a Venezuela en su Angelus hace unas semanas. Para nosotros fue importantísimo. Venezuela tiene puesta su esperanza en el papa Francisco. Es un Papa latinoamericano, que es sensible a todas nuestras situaciones. Estamos convencidos de que sus influencias pueden ser determinantes para terminar con los problemas y la crisis que hay en Venezuela.

–¿Usted en el fondo espera que el Papa se pronuncie antes de que regrese a Roma?

–Ojalá que este mensaje le llegue al papa Francisco a través de su diario ABC y se haga un milagro. Yo espero que el Papa venga pronto para Venezuela y que vea con sus propios ojos lo que está pasando: las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, las muertes a cada minuto, la inseguridad, la falta de medios de comunicación libres, la falta de estado de derecho, los 75 presos políticos. Mi sueño es que él venga cuanto antes y vea nuestros padecimientos. Eso es lo que le pido: ¡que venga, que venga! ¡Venezuela lo necesita! Venezuela clama por ayuda. ¡Que venga el papa Francisco a Venezuela!

–Hasta el líder religioso sudafricano Desmond Tutu se pronunció. Pero él dice que se esconden en el exterior los abusos que ocurren en su país...

–Desmond Tutu, de quien sabemos es un pilar fundamental de la defensa de los derechos humanos en el mundo, se pronunció y dijo claramente que en una democracia no pueden existir presos políticos. Aquí hay 75 presos políticos. Eso quiere decir que Venezuela no vive una democracia. Y no solamente Desmond Tutu se pronunció sobre las violaciones sistemáticas. La Organización de las Naciones Unidas se ha pronunciado cuatro veces. Pidió la liberación de mi esposo y de Daniel Ceballos y de todos los demás que están en las cárceles de Maduro por protestar. Hace caso omiso de las observaciones de la Comisión Interamericana y de la misma Constitución venezolana.

–Desmond Tutu decía (The Wall Street Journal) que si la comunidad internacional se hubiera fijado antes en su país se hubieran evitado muchas muertes y tanto sufrimiento...

–Yo creo en la solidaridad internacional, creo en los demócratas del mundo, en los que sienten como nosotros, que la democracia puede ser destruida por la intolerancia y por la indiferencia. En Venezuela, cada día la situación empeora. Hay escasez, una inflación del 93%, un alto costo de la vida, la violencia en las calles, la falta de justicia. Por eso es tan necesario que sigan pronunciándose los líderes del mundo y la sociedad civil. Pedimos que sigan reaccionando para que se detenga esta pesadilla y que nunca nos vuelva a pasar.

–¿Cuál es la mayor de las pesadillas?

–Que sigan torturando como lo hace el gobierno de Maduro. Tenemos 200 casos de tortura registrados, más de 3.700 detenciones arbitrarias el año pasado (2014). Hubo 43 asesinatos durante las protestas en las calles. Fueron asesinos del Gobierno. El Gobierno hizo matar a los que estaban protestando. Maduro firmó un decreto, el 8610, que permite a los policías y militares usar armas letales contra los manifestantes. Es decir, ellos tienen permiso para matar a los que protestan y, en un país democrático la protesta es un derecho, no un delito.

–¿Por qué no cede? ¿Qué lo mantiene?

–Sin embargo, en un año y cinco meses le hemos quitado la máscara a Nicolás Maduro. Hoy, el mundo entero, Iberoamérica entera sabe que Nicolás Maduro viola impunemente los derechos humanos en Venezuela y que gobierna en forma antidemocrática. La prueba es que mantiene preso incomunicado a mi esposo y tiene otros 74 presos políticos, presos de conciencia.

–¿Los Presidentes del Mercosur, de Unasur hacen caso omiso de sus denuncias?

–Ellos tienen la información y las cifras oficiales de lo que estamos viviendo los venezolanos. Yo no tengo dudas de que ellos quieren rescatar la democracia que hoy está traicionada en Venezuela. Yo no tengo dudas de que ellos quieren dar pasos contundentes. Los parlamentos de los países miembros se han pronunciado claramente. Ellos están absolutamente de acuerdo en que Maduro tiene que liberar cuanto antes a todos los presos políticos. Hoy la región entera sabe lo que está pasando en Venezuela. Hoy la región entera ha manifestado rechazo a la violencia, a la represión y la persecución que hay en Venezuela...

–¿La represión disuadió a la gente a salir a manifestarse?

–Meten miedo. ¡Cómo la gente no va a tener miedo de la represión de Maduro si rige un decreto donde dice que los militares y policías tienen permiso para matar manifestantes! Por supuesto que meten miedo. Recurren a una política de terrorismo. La luz se va a las seis de la tarde y todo queda a oscuras en el país. Todos estamos a merced de los delincuentes, de los secuestradores, de los violadores. Intimidan a sus anchas. Esa es la vida diaria de los venezolanos hoy, desgraciadamente.

–¿Qué haría su esposo si Maduro lo llama a conversar?

–Leopoldo está dispuesto al diálogo, a la conversación, a la reconciliación, porque la situación es grave, aún cuando lo han encarcelado, maltratado, torturado injustamente hace un año y cinco meses.

–¿El destino la introdujo en política para liderar esta posición de resistencia?

–Siempre fui activista de derechos humanos. Yo soy la voz de Leopoldo López fuera de la cárcel. Represento su voz y la voz de las víctimas, de los desaparecidos, asesinados, torturados, de los que están presos. Soy la voz de los 75 presos políticos de Venezuela. Mi coraje, mi fuerza y mi valentía no se van a acabar. Esta lucha es una batalla moral, una batalla democrática y yo no voy a descansar ni un minuto hasta que se libere el último preso político, hasta que se libere Venezuela de este régimen que tiene sufriendo a mis compatriotas.

holazar@abc.com.py

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