Fotos contradicen la versión de campesinos condenados

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Pese a que la defensa de los 11 campesinos condenados por la masacre de Curuguaty asegura que el hombre de abrigo rojo que aparece en la primera línea del enfrentamiento era Avelino Espínola Díaz, alias Pindu, uno de los fallecidos, las fotografías captadas aquel día por el corresponsal de ABC Color, Pablo Medina Velázquez, contradicen la versión de los labriegos, ya que el dirigente fue hallado con otra ropa. El otro cabecilla, Rubén Villalba, había declarado tras su captura que estaba en tercera fila y desarmado, pero la Fiscalía probó que fue él quien mató al subcomisario Erven Lovera Ortiz.

La famosa fotografía captada justo en el momento en que se inició el tiroteo aquel 15 de junio de 2012, en el predio de la firma Campos Morombí de Curuguaty, enseña a un grupo de por lo menos 15 campesinos que estaban frente a la formación policial, armados con revólveres, escopetas, rifles, foisas y hasta honditas.

En todo momento, la defensa de los campesinos recientemente condenados sostuvo que el hombre con tricota roja que apunta con una escopeta al subcomisario Lovera era el dirigente fallecido Avelino Espínola, alias Pindu.

Pero las fotos del periodista Pablo Medina (posteriormente asesinado por la narcopolítica de Canindeyú) revelan que “Pindu”, efectivamente, estaba en la primera fila, pero que cayó muerto con una campera verde (debajo tenía una remera roja), un quepis, tapabocas y que sí tenía solo una hondita en su bolsillo.

En la famosa imagen del inicio de la masacre también se pueden distinguir claramente a otros de los fallecidos, como Andrés Avelino Rivero García, que usaba una campera con vivos anaranjados, y Adolfo Castro Benítez, que tenía campera marrón y quepis azul, tal como fueron hallados sus cuerpos.

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Es decir, la mayoría de los campesinos fallecidos fueron fácilmente identificados en esa última foto, por las vestimentas distintivas que tenían.

“Yo estaba en la tercera fila”

En una entrevista exclusiva conseguida por ABC Color, pocas horas después de que fuera capturado el 27 de setiembre de 2012, Rubén Villalba había culpado de la masacre a la fiscala Ninfa Aguilar, porque dijo que no quiso ir a negociar con los campesinos y, a la vez, dijo que los policías no tuvieron la culpa de lo que sucedió.

“Yo no sé bien lo que pasó. Lo que recuerdo es que yo estaba en tercera línea y que el encargado de negociar era el compañero ‘Pindu’, pero la situación se salió de control”, había dicho a ABC Color.

“Sinceramente, no sé quién disparó primero, pero sí puedo decir que fui uno de los primeros heridos”, añadió en aquella ocasión, cuando fue traído a Asunción después de ser detenido en su escondite de la compañía Guyrakeha, a 10 kilómetros de Brítez Cue, en el distrito de Corpus Christi, departamento de Canindeyú.

Villalba era el de rojo

Rubén Villalba, según dijo al diario, cayó herido a un zanjón, se despertó media hora después, volvió a desmayarse. Finalmente, fue rescatado y estuvo prófugo más de tres meses.

La elevada sentencia que le impusieron, de 35 años en total, se debe precisamente a que los fiscales probaron que fue Rubén Villalba el hombre del abrigo rojo que mató al policía Lovera, y no Avelino Espínola. Además, la contextura física del tirador coincide con la fisonomía de Rubén Villalba y no con el cuerpo más longevo de “Pindu”.

Ayer, alrededor de 20 personas se manifestaron frente a la radio 970 AM, mientras los fiscales de la causa participaban de un programa.