Pérez Corradi y los secretos que la extradición se llevó

Ocurrió lo que temíamos: Ibar Pérez Corradi retornó a la Argentina y se llevó el secreto de los policías a los que él sobornó para evitar ir preso. ABC Color accedió a su declaración ante la fiscala Sandra Quiñónez, quien solamente formuló dos preguntas a quien logró ser invisible, obtener documentos auténticos –de contenido falso– y hasta fabricar –y comercializar– drogas sintéticas en Paraguay. Dio más datos en su entrevista periodística que en su declaración fiscal.

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DE CÓMO ENTRÓ AL PARAGUAY EL MÁS BUSCADO

“Entré a Paraguay en el mes de julio de 2012, en un auto, por el Puente de la Amistad con Carlos Víctor Rojas, quien hizo todo lo necesario para que pueda salir de la Argentina. Cuando entré al país fui a vivir en Ciudad del Este. Ese mismo año conocí a mi mujer, María Gladys, con quien tengo dos hijos. Nos veíamos solo los fines de semana cuando iba a Ciudad del Este, yo vivía en el Country Club en una casa alquilada de Raquel Aponte Lino, la propietaria. El alquiler estaba a nombre de Óscar Roberto Reschia, es mi socio en el trabajo con el árabe, el de nacionalidad argentina y reside en Foz de Yguazú. En enero o febrero de 2016, por diferencias comerciales nos separamos y me quedo trabajando con José Mohanad Khalife, mi jefe árabe, y Óscar comenzó a trabajar con Dania Mohamad Khalad, que es competencia comercial con mi jefe”.

“Después decidí alquilar una casa en el barrio San José donde sí ya vivimos juntos (con María Gladys). Luego, como ella se sentía mal y la casa era grande para la limpieza, decidimos buscar un departamento o casa más chica”.

SU PRIMER ENCUENTRO CON LA POLICÍA

“Fue el 29 de mayo de 2015, estando con mi mujer María Gladys en la consulta con la sicóloga, al terminar la misma salimos aproximadamente a las 18:00 horas y cuando llegamos hasta nuestro auto estacionado frente al consultorio bajan de un auto blanco como cinco personas de sexo masculino todos vestidos de particular. Es decir, no estaban uniformados. Cuando llegaron a nosotros se identificaron como personal de la Policía de Interpol. Me preguntaron si era el dueño del auto, les dije que sí y les pregunté si el auto tenía algún problema. Me dijeron que sí porque la patente es provisoria y si les podía acompañar a la base de ellos y que me tenían que poner las esposas por medida de seguridad. No opuse resistencia. Luego nos alzaron con mi señora al auto de los policías y uno de ellos fue manejando el vehículo de mi mujer. Nos llevaron a su base, ruta internacional Kilómetro 4 supercarretera. En el transcurso del viaje le pregunté a los agentes de Interpol, si Interpol no estaba para algo más importante que para averiguaciones sobre patente provisoria. Me contestaron que no les falte el respeto. Cuando llegamos a la base u oficina de Interpol, y al subir las escaleras, entramos en una oficina. Me mostraron una carpeta donde tenían varias noticias sobre mi persona y también fotografías. Me dijeron que yo era Ibar Pérez Corradi, a lo que les dije que sí y les pedí que dejen ir a mi mujer”.

ACUSÓ AL JEFE DE INTERPOL DE CDE

“Me llevaron a una oficina que a mi entender era la oficina del jefe de Interpol, donde se presentó un policía que dijo ser el jefe de Interpol de Alto Paraná (N. de la R: Subcrio. Sebastián Jara). Me invitó a tomar asiento y empezó a mostrar en internet sobre los problemas que tengo en la Argentina. Después me dijo que podíamos ser amigos, que mi problema tiene solución y que cuál era mi propuesta”. “(Le dije) que en ese momento contaba con diez mil dólares. Me dijo el jefe que no, que no confía en argentinos, porque ya hicieron ese tipo de negocios y no cumplieron y que fueron estafados, que quería plata en efectivo. Me pidió 100.000 dólares y después 2.000 dólares mensuales por protección. Le pedí que me deje hacer una llamada, porque no tenía esa plata, que buscaría la forma”.

¿MÁXIMO TITULAR DE INTERPOL AL TANTO?

“Salí de la oficina del jefe y me dieron mi celular. Ahí me entero que mi mujer Gladys le llamó a su primo Derlis Mallorquín que es un suboficial de la Policía Nacional. Yo le llamé a mi jefe Mohanad Khalife, un descendiente árabe, a quien le expliqué mi situación. Le pedí casi 60.000 dólares que me debía hasta ese momento, además 30.000 dólares. Me dijo que no era segura esa negociación con los policías y que me mandaría a un policía de confianza de él de nombre Luis y que trabaja en el Departamento Antimafia Asiática de Ciudad del Este. Termino de hablar con mi jefe y llegó a la oficina de Interpol Derlis Mallorquín, primo de mi mujer. Entramos de vuelta a la oficina de Interpol con Mallorquín, donde se presenta al jefe, diciendo que es abogado y que trabaja en el Departamento Antimafia de la Policía Nacional. La misma carpeta que me había mostrado le muestra a Mallorquín, quien le preguntó al jefe si se podía hacer un arreglo, a lo que el jefe de Interpol respondió que ya está el arreglo. Luego me dijo que habló con el jefe de Interpol de Asunción y que el monto para dejarme ir debía ser 150.000 dólares”.

“Me retiraron de la oficina y ahí llegó el suboficial Luis González, también personal de Antimafia de la Policía Nacional que era la persona de confianza de mi jefe el árabe. Quedaron en la oficina del jefe Mallorquín y González para negociar. A mí me llevaron a una habitación custodiado por un policía que me dijo se llama Epifanio. Al rato salieron Mallorquín y González, quienes me dijeron que se arregló por 100.000 dólares y con dos meses de gracia por la protección mensual que sería de 2.000 dólares”.

US$ 100.000 “Y TODOS SE REPARTIERON”

“Luis González (N. de la R.: Policía antimafia) habló con mi jefe el árabe y arregló con mi mujer para que el árabe entregue los 90.000 dólares y más los 10.000 dólares que ya tenía. Mi mujer Gladys se retiró a buscar el dinero con dos policías y yo me quedé con el policía de nombre Epifanio, quien me contó de distintas personas que detuvieron con pedido de captura y que liberaron luego a cambio de dinero. Me ofreció también gestionarme documentos personales para transitar libremente”.

“Después volvió mi mujer con los dos policías y me liberaron. Todos los policías entraron a la oficina del jefe, presumo que fue para repartir el dinero. Salimos del lugar y fuimos a cenar en el Shopping Jardín, después nos fuimos a nuestro departamento”.

20.000 DÓLARES POR CÉDULA Y PASAPORTE

“Vino Derlis Mallorquín acompañado de otra persona para tomarme las huellas dactilares y sacarme foto. Ese mismo día di plata, creo que fue 8.000 dólares y que el resto de 20.000 dólares le iba a dar al momento de la entrega de mi cédula de identidad y pasaporte. Dos o más semanas después, no recuerdo bien, me pasó a buscar Derlis Mallorquín para llevarnos a una casa en kilómetro 7, creo que fue a las 18:00 aproximadamente. Llegamos a una casa sencilla, minutos después también llegó una persona que es la que me tomó las huellas dactilares y fotografías. Esta persona también tenía el prontuario de Walter Miguel Ortega Molinas. No se identificó, no dejó que tenga contactos con él, ni Mallorquín ni mi mujer. Era una persona de tez morocho, cabello negro, estatura 1,65”.

MILES DE DÓLARES POR MES

“Dos o tres semanas después, Derlis Mallorquín, vía mensaje de texto, me avisó que mi cédula de identidad con el nombre de Walter Ortega ya estaba lista. Me solicitó el resto del dinero que era 12.000 dólares. En ese momento no tenía plata para completar, le alcanzo algo de plata para ir descontando y en fecha 21 de agosto de 2015 completé los 20.000 dólares y el mismo Derlis Mallorquín vino y me entregó en mi domicilio mi nueva cédula con mi nueva identidad”.

“Quiero mencionar que desde el mes de agosto de 2015 hasta diciembre de 2015 aboné por protección la suma acordada de dos mil dólares mensuales. Ese dinero pasaba a retirar Derlis Mallorquín, quien era el nexo con Interpol. También pagaba entre 1.000 y 1.500 dólares mensuales a Derlis Mallorquín. Esto fue desde el mes de junio de 2015 hasta enero de 2016, en concepto de protección por los personales de Antimafia de Ciudad del Este”.

“Cuando me entregó mi cédula no me entregó el pasaporte. Me dijo Mallorquín que podía gestionar de forma personal en el Departamento de Identificaciones. Vine a Asunción y gestioné mi pasaporte en Identificaciones. El mismo día, mi mujer Gladys, gestionó pasaportes para nuestros hijos y para ella, nos salieron rápido los pasaportes. Derlis Mallorquín me avisó que había gente de Argentina buscándome en Ciudad del Este. Esto fue en setiembre de 2015, por lo que decidimos mudarnos a Asunción en el mes mencionado”.

LAS AGENDAS QUE ENTREGÓ

“Alquilamos una casa en Luque, con la identidad de Walter Miguel Ortega Molinas. Solía viajar a Ciudad del Este para cumplir con la obligación laboral que tenía con el árabe. El 13 de enero de 2016 vi una foto en la prensa argentina, una foto tomada con mi mujer Gladys y esto me hizo decidir mudarme a Foz de Yguazú, Brasil, desde enero de 2016 hasta la fecha de mi detención el 19 de junio”.

“Variantes nuevas de éxtasis”

“En este acto hago entrega de dos miniagendas espiraladas una de color verde marca AVON y otra estampada de la marca AVON, en la que anoto las operaciones comerciales que realizaba con mi jefe árabe José Mohanad, donde constan las especialidades medicinales que preparaba para él, así como los arreglos de Aduana para ingresar al territorio paraguayo droga de diseño (variantes nuevas de éxtasis) así como pagos a China de esta materia prima y donde también constan los noventa mil dólares que me dio para el arreglo con los agentes de la Policía de Interpol”.

FISCALÍA HIZO SOLO DOS PREGUNTAS

Oficialmente, la fiscala Sandra Quiñónez formuló solamente dos preguntas a Pérez Corradi. La primera, si conocía a los suboficiales imputados en el caso de la cédula, Derlis Nicolás Benítez Meza y Luis González González (Pérez Corradi dijo que no). La segunda pregunta, quién fue la persona que le gestionó la cédula de identidad (Pérez Corradi dijo que ya había mencionado a Derlis Mallorquín y a otra persona que no se identificó).

Pérez Corradi permaneció seis horas en la Fiscalía el 29 de junio pasado, de las cuales usó dos horas para declarar. En su entrevista con nuestro diario brindó más datos, nombres y modus operandi de los que aportó –y la Fiscalía preguntó–. El hombre se llevó el secreto de una red corrupta de policías que encontraron y sobornaron al criminal más buscado de la Argentina. Pérez Corradi usó la plata para burlar nuestro sistema de seguridad e inteligencia y, lamentablemente, ocurrió lo que muchos presumíamos que ocurriría.

“Pérez Corradi se ha marchado para no volver”, diría Laura Paussini. Se marchó rauda –y convenientemente– a su país. Hoy se cumplen 18 días de su ida y se desconocen diligencias. Pérez Corradi no solo se llevó los secretos de la corrupción policial en los niveles más altos de su cúpula, sino también los detalles de la mafia del narcotráfico protegida por círculos del gobierno. Era lo que temíamos, es lo que se cumplió.

cbenitez@abc.com.py mabel@abc.com.py

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