A favor de la vida

SALAMANCA (España). No hay que desanimarse ni perder las esperanzas. Estoy seguro de que tarde o temprano (más temprano que tarde) tendremos instalada una secta evangélica en la sala de plenarios del Congreso de la República. Aunque no tengo la seguridad si los legisladores deben ser conscientes del ridículo que están haciendo sin entender que son miembros nada más y nada menos que del Poder Legislativo, uno de los tres poderes que conforman el Estado de la Nación y la responsabilidad que ello conlleva.

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Se lee la Biblia antes de iniciar las sesiones. Un “ufólogo” (especialista en platos voladores, seres astrales y mundos paralelos) fue invitado a dar una conferencia en la sala de plenarios del Congreso con lo que podemos temer que pronto se apruebe una declaración en favor de la creencia que la Tierra es plana y que eso de que es redonda es un invento de la NASA al servicio del imperialismo de Donald Trump. Cualquier cosa podemos esperar ya.

La senadora María Eugenia Bajac no solo consiguió que se leyera la Biblia y se rezara al inicio de las deliberaciones sino que además logró que se aprobara el proyecto “Por el cual se declara a la Honorable Cámara de Senadores Por la Vida y Por la Familia”. El debate a que dio lugar este proyecto demuestra la poca, o ninguna, información de los legisladores en cuanto al concepto de familia, de parentesco y cómo funciona tal institución. Tan desafortunados fueron los argumentos que la senadora Bajac llegó a decir que su proyecto no tiene vinculación con la religión y que aboga por volver “al diseño original de la familia” ya que el “actual es disfuncional”. ¿Nos podría explicar cuál es el “diseño original” y de cuándo data? Es evidente que antes de hablar sobre este tema sería bueno que le dieran una lectura, aunque sea rápida a “Matrimonio y moral” (Editorial Cátedra, 2001) del filósofo inglés Bertrand Russel, o el famoso “Las estructuras elementales del parentesco” (Ediciones Paidós, 1991) del antropólogo Claude Levi-Strauss. O bien estudiar cómo se relacionan familiarmente nuestros indígenas de los que continuamente decimos estar orgullosos pero luego los matamos para quedarnos con sus tierras y sus maderas.

Las declaraciones de esta senadora-predicadora-pastora-evangélica no tienen desperdicios. Aseguró que ellos (no especificó quiénes son ellos) quieren “reconstruir, el país está en las cenizas, está en la ruina y tenemos que volver al pasado, a los valores y salvar la familia”. Le pregunto yo: ¿qué pasaría con quienes queremos justamente lo contrario, no volver al pasado sino al futuro porque soñamos con un país moderno, progresista, con autoridades serias y honestas? Está bien que quieran salvar al país, pero bien haría comenzando a salvarse ellos mismos, devorados por la corrupción, con legisladores imputados por la justicia por hechos que avergonzarían a cualquiera. Y paso por alto que su propio padre está imputado por cohecho (coima) para no criminalizar al hijo por los delitos de su padre.

En el momento que los periodistas le recordaron este hecho, la senadora intentó una explicación diciendo que “Yo puedo hablarle, puedo inducirle, influenciarle, pero no puedo tomar las decisiones por ellos, si pudiera ya sería Dios. Imposible que decidamos por otros. Ahora, ¿qué yo hago? Suplico para que las cosas cambien en mi familia, no es que oro solamente, suplico”.

Siguiendo sus iluminadas palabras, yo no oro porque soy agnóstico. Solamente suplico. Y le suplico, señora senadora, que tome conciencia que usted está al servicio del país y de “todos” los paraguayos que somos quienes le estamos pagando su sueldo. Sea seria, por favor. No nos haga pasar vergüenza.

jesus.ruiznestosa@gmail.com

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