Abdo, los pakova pire y su dejar hacer

El Gobierno de Mario Abdo Benítez no cumple aún 100 días y desde el principio viene encontrando varios “pakova pire” dejados a su paso y no todos están siendo esquivados. Da la impresión de que deja hacer en demasía y, al mismo tiempo, parecer tomar decisiones como fruto sobre todo del impulso.

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El presidente dice no inmiscuirse en los otros poderes del Estado (como lo hacía Horacio Cartes y lo hace ahora el presidente de la Corte Torres Kirmser). La afirmación del mandatario no es del toda exacta y, además, tiene buenas malas y buenas consecuencias.

Evidentemente, no se mete en los otros poderes de la manera burda que lo hizo, mientras pudo, su antecesor en el afán de controlar todo. La actitud de Cartes no le acarreó en su momento ninguna consecuencia legal ni constitucional, aunque a la larga tuvo efectos políticos porque algunos que lo respaldaban se terminaron rebelando contra sus órdenes y muchos ciudadanos percibieron negativamente la imagen de patrón enojado que transmitía y se lo cobraron en las urnas.

Emulando la actitud de Cartes, el presidente de la Corte Suprema de Justicia Raúl Torres Kirmser emitió ayer un dictamen en relación al proyecto de ley para hacer públicas las declaraciones juradas de bienes y rentas que aún no se había tratado hasta ese momento en el Congreso.

Lo extraño es que nadie le solicitó a la Corte ese dictamen y tampoco había ninguna presentación ante esa instancia. Con lo cual, se concluye que se trata de una grosera intromisión en otro poder del Estado que debería tener alguna consecuencia.

Sobre la actitud de Abdo Benítez, dejar hacer en política, o sea no bajar línea en relación a algunos temas, es también una manera de tomar postura. 

Hay cuestiones sobre las cuales es notorio que no existen directivas del Poder Ejecutivo. Algunas que se notaron recientemente tienen que ver con la política internacional. El resultado es que el andar del Ejecutivo no parece fundado en una política de Estado.

Hasta ahora, Abdo Benítez parece empeñado sobre todo en dar una imagen de presidente respetuoso de las instituciones. Lo cual está bien, teniendo en cuenta la percepción que dejó el anterior ocupante del Palacio de Gobierno. La duda es si le alcanzará para hacer un buen gobierno.

A dos meses de haberse iniciado formalmente esta administración, no está claro en qué se pondrá el acento. Si será en la educación, en la salud, en las obras públicas, en la seguridad o en qué otro aspecto.

Tal vez si el Mandatario logra llevar adelante las auditorías que inició en algunas instituciones y derivar a la fiscalía las tragadas y los chanchullos del gobierno anterior y del propio, con eso nomas, habrá hecho la diferencia.

Sin embargo, para ello deberá sacar a unos cuantos del camino, con lo cual se ganará enemigos que harán lo posible por deshacerse de él.

En este momento, es evidente que Abdo ha decidido no negociar ninguna “paz partidaria” con su adversario en el partido. Sabe que un “abrazo republicano” en esta coyuntura será percibido como un pacto de impunidad para proteger a propios y extraños que están siendo indagados por la Justicia.

¿Estará dispuesto a ir para adelante y dejar hacer, por encima del costo político en su propio partido? ¿O se trata de un mayúsculo “chake” (amenaza) para tener algo poderoso con lo cual negociar con el equipo cartista? 

¿Es un presidente dubitativo, que deja hacer porque es consciente de su escaso liderazgo? ¿O prepara el terreno para decisiones trascendentes que aún permanecen ocultas? 

Las respuesta a estas preguntas casi pueden ser motivo de lucro para alguna casa de apuestas.

mcaceres@abc.com.py

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