Abejas africanizadas

Las plagas de Asunción VI. Cada tanto un enjambre de abejas genera una batahola en cualquier punto del país. La Capital no es la excepción.

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Sobre todo, en los años 70, cuando estaba en boga la serie de televisión “Abejas asesinas”, cundía aún más el pánico en torno a las abejas africanizadas. No es para menos, pues el ataque de ellas realmente hasta puede ser fatal, como se ha dado en ocasiones.

En medio del ajetreo citadino, estos insectos buscan refugio en las grietas de una columna del alumbrado, un árbol o el alero de los techos.

Hurgando en el archivo de ABC Color, pudimos encontrar incluso tragicómicas historias del acecho de furibundas abejas, aunque para la gente erróneamente todas son “avispa”.

“Un enjambre de abejas interrumpió un entierro” dice un título del 22 de diciembre de 1977. El resumen de la crónica es el siguiente: “Durante un entierro realizado ayer en La Recoleta, un enjambre de abejas que tenía su nido cerca del lugar atacó imprevistamente a los asistentes a la ceremonia generando un verdadero desorden y a consecuencia de lo cual numerosas personas tuvieron que ser atendidas en centros asistenciales”.

El relato sigue mencionando que “al parecer los insectos fueron incitados por el perfume que se despedía de la concurrencia, obligando a los presentes a desbandarse por el cementerio, dejando abandonado el féretro del difunto que luego fue puesto en la tumba por uno de los empleados del camposanto”.

El nido estaba en la cúpula de un panteón, cerca del Yugoslavo, pero según contaba el encargado de entonces, Víctor Mencia, no había causado problemas a nadie durante los sepelios, aunque siempre evitaban pasar por el lugar.

Aquella vez las irritadas abejas picaron a un montón de gente en el momento en que se hacían los discursos del último adiós. “El señor Mencia señaló que el hecho produjo un verdadero desorden ayudado por la gran cantidad de personas, la estrechez de los espacios y el estupor de la gente, por lo que fue presa fácil para las excitadas abejas, que picaron a numerosas personas, mientras el resto ponía pies en polvorosa por los cuatro costados del cementerio”, reproduce el texto.

Los afectados por los aguijones habían sido atendidos en el Sanatorio San Lucas, en el Sanatorio Moderno, el centro asistencial Pronto Socorro San Rafael, el Hospital Bautista de Villa Morra y hasta en Primeros Auxilios.

El seguimiento del caso, el 23 de diciembre, mencionaba que el enjambre de abejas seguía en la cúpula del panteón de la familia Celario y se trataba de “abejas africanizadas” que se enervaban con los perfumes y colores oscuros. Analizaban combatirlas con una fumigación con polvo de gamexane.

Esta crónica pintó la situación más difícil y curiosa protagonizada por las abejas en la Capital. Sin embargo, constantemente aparecían noticias en las que las abejas se paseaban por la zona de la calle Palma, el microcentro y Barrio Obrero, aunque, al parecer más dóciles que aquella vez en que ni siquiera dejaron en paz a un muerto.

pgomez@abc.com.py

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