Ajedrez o truco: Medio Oriente

Tras la incursión israelí en Gaza (entre el 10 y el 11 pasados), había yo adelantado en declaraciones a plataformas del Grupo ABC, desde Palestina, que no tenía claro en ese momento si dicho ataque fue ordenado por Avigdor Liberman (entonces ministro de Defensa), para perjudicar a Benjamín Netanyahu (primer ministro), o por Netanyahu para contrarrestar las críticas de Liberman y Neftalí Bennett (ministro de Educación), o por una amenaza inminente detectada por los servicios de inteligencia israelíes.

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Y relataba que las conversaciones patrocinadas por Egipto movieron al primer ministro israelí, a autorizar a Qatar a transferir fondos a Hamás para el pago de estos salarios.

Y agregaba yo, que tal autorización generó una quiebra grave en el gabinete de coalición que gobierna Israel y dos ministros de los más importantes, Lieberman, de Defensa, líder del partido “Yisrael Beiteinu” (“Israel Nuestra Casa”) de la derecha laica y Bennett, de Educación, líder del partido “Habayit Ha Yehudi” (“La Casa Judía”) de la derecha religiosa, denunciaron la acción de Netanyahu como un riesgo de seguridad.

La interesante entrevista que mantuvimos al día siguiente, 12 de noviembre, con Azzam al Ahmad, principal negociador del gobierno palestino con Hamás, el grupo (palestino radical) que gobierna en la Franja de Gaza, me permite mostrar con más detalle la difícil de entender confrontación de intereses en Medio Oriente.

Al Ahmad es un hombre mayor, campechano, que se mueve con naturalidad. Es uno de los más íntimos colaboradores de Abu Mazen, el presidente palestino.

Nos reunimos con él en un restaurante con una bellísima vista de Nablus, la antiquísima Siquem, de Samaria, que fue capital del reino de ese nombre, creado a la muerte del rey Salomón.

“Para entender las actuales alianzas en Oriente Medio”, empezó Al Ahmad, “no hay que olvidar que Hamás es parte de la Hermandad Musulmana”. La Hermandad es un partido extendido por todo el mundo islámico, cuyas raíces son comunes con el wahabismo saudita, la rama fundamentalista radical que gobierna Arabia Saudita, pero que ahora van por caminos muy diferentes, incluso enfrentados.

“La Hermandad”, nos explicaba Al Ahmad, tiene su principal base popular en Egipto, pero el actual presidente turco” (Recep Tayip Erdogan) “aunque él nos asegura que no, tiene coincidencias ideológicas con ella, lo mismo que el sultán de Qatar”, afirmaba.

“Nosotros recién ahora entendemos por qué”, nos revela Al Ahmad, “tras ganar las elecciones en Egipto, el gobierno de la Hermandad, de Mohamed Morsi, no hizo nada por arreglar la división palestina entre nosotros y Hamás”.

“Cuando las FF.AA. egipcias derrocaron a Morsi”, relata Al Ahmad, “fuimos a Turquía y constatamos que la Hermandad, cuya sede central está ahora en Turquía, no había decidido terminar con la división”.

“La decisión que tomaron”, cuenta Al Ahmad, “fue reemplazar a Egipto por Irán como principal referente”. “Ya habían decidido eso hacía tiempo, pero lo suspendieron cuando derrocaron al presidente egipcio Hosni Mubarak, pero –insiste Al Ahmad– extrañamente no intentaron arreglo alguno nuestro con Hamás durante la gestión de Morsi”.

“Tras la caída de Morsi”, explica Al Ahmad, “la Hermandad está en guerra con el gobierno egipcio de Mohamed al Sisi y, por tanto, Hamás mantiene distancias; notablemente, Turquía y Qatar no reconocen la legitimidad del derrocamiento de Morsi en Egipto”.

“Sin embargo”, precisa Al Ahmad, “Egipto debe buscar un entendimiento con Hamás para pacificar Sinaí; y Hamás debe hacerlo con Egipto para mantener el flujo de recursos” financieros a Gaza.

“De alguna forma logramos, en ese marco, un acuerdo general con Hamás en octubre de 2017, que reconocía la existencia de un único gobierno palestino, pero inmediatamente ellos (Hamás) organizaron un atentado para asesinar a nuestro primer ministro”.

“Por tanto nosotros”, remarca Al Ahmad, “no vamos a reunirnos de nuevo bilateralmente con Hamás y queremos que Egipto sea el garante de cualquier acuerdo que pueda lograrse”.

Espero que se haya podido ver, en lo anterior, por qué Egipto pidió a Israel que acepte que Qatar transfiriera recursos a Hamás, que quiere destruir a Israel y busca la guerra.

Y espero que se haya podido ver también por qué estás conversaciones mueven la política israelí profundamente.

Por estos hecho, el 13 de noviembre, Liberman presentó renuncia al cargo de ministro de Defensa de Israel, retirándose incluso de la coalición de gobierno de Netanyahu, que tenía 61 votos en la Kneset, Parlamento de Israel, dejando al primer ministro sin sus vitales 19 votos.

Liberman pasó de ministro a opositor, acusando a Netanyahu de traidor a Israel por permitir el relajamiento de la presión sobre Hamás, en tres jornadas intensas, y a estas horas negocia con la coalición opositora “Unión Sionista” encabezada por el tradicional partido Laborista, la convocatoria anticipada de elecciones.

A esta altura de los acontecimientos creo que será cada vez más difícil saber quién ordenó la operación del 10 de noviembre contra Hamás, pero hay algo que ya podemos saber: El que la ordenó busca que sus ideas, y ninguna otra, defina el futuro de la región.

evp@abc.com.py

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