¿Qué pretende el ministro Baruja? ¿Convertir a Dios en el Gran Elector como eran aquellos poderosos príncipes electores de la Liga Hanseática de la Alemania medieval que elegían y deponían emperadores? La única explicación que se me ocurre es que ha cometido un acto de herejía similar a muchas de esas que pasaron a la historia como la de los cátaros, los husitas, lo lolardos, los valdenses y varios otros. Ya que hasta el momento y a pesar de lo dispuesto por la Constitución, no hemos logrado construir un Estado laico, pues por lo menos vamos camino a construir un Estado hereje.
Baruja afirma que el Gobierno está haciendo muy buena labor. Lo piensa él y lo afirma él. Propongo, como respuesta, ya que no tenemos la misma percepción, que cada secretaría de Estado y cada Poder (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) elabore una lista de cinco, nada más que cinco logros importantes que han hecho en favor de la ciudadanía y del país. No existe ningún hecho, por importante que sea, que pueda disimular los graves azotes de nuestra sociedad: la corrupción, la inseguridad, la criminalidad, la ausencia de justicia y la ausencia de Estado en vastas regiones del país. La presencia del grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo, el desastre ecológico del Pilcomayo, los secuestros de gente trabajadora, la alta criminalidad en Concepción, Amambay, San Pedro, Canindeyú y Alto Paraná, la ausencia de políticas de sanidad y el cataclismo de la educación, son nada más que unos pocos ejemplos de que las cosas no se están haciendo bien. Por el contrario, se están haciendo mal y muy mal. No pasa un día sin que no se cometa de manera muy violenta un crimen en el noreste del país ni se desplome una escuela sobre los pequeños alumnos.
Monseñor Mario Melanio Medina se encargó de responderle: “Le invito a Juan Carlos Baruja a que salga de la oficina y venga a recorrer Misiones y Ñeembucú para que vea la miseria en el campo y en las periferias”, para agregar que el Ministerio de Agricultura y Ganadería “está aplazado”. En otro momento de su homilía dijo: “Vayamos al campo, no en la oficina, para ver qué desayunan, qué comen y qué van a cenar las familias campesinas” y añadió que él como obispo ha recorrido muchísimo el campo y conoce la realidad. “La gente campesina apenas sobrevive con tortilla, porque carne casi ya no come”.
El ministro Baruja no tendría que arriesgarse a confiar que sus oraciones lograrán que él se mantenga en el Gobierno con todo este equipo “que tan bien está haciendo las cosas” siempre y cuando logren encaramarse al poder mediante la ansiada reelección. El Romancero Español, colección de poemas del siglo XV, recoge unos versos escritos por algún cristiano derrotado por los árabes durante las guerras de la reconquista. Que se entere el señor ministro, mientras reza, claro está, que la ayuda del cielo no siempre cae en el sitio que uno quiere: Vinieron los sarracenos/ y nos molieron a palos /que Dios protege a los malos/ cuando son más que los buenos.
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Aclaremos que de acuerdo a su óptica, los buenos son ellos y los malos somos nosotros por oponernos a la tan cacareada reelección.
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