Alfredo Seiferheld

Entre las personas imprescindibles para guiarnos con su ejemplo en los momentos difíciles para el país, como los que hoy padecemos, me acuerdo de Alfredo Seiferheld, de su integridad, inteligencia, sólida formación académica. Y por encima de todo, su humanidad. Fue periodista e historiador. Conocía el pasado del Paraguay del revés y del derecho. Y del presente nos hablaba con una aguda observación que nos permitía desentrañar los problemas. ¡Qué falta nos hace hoy su voz serena y honrada!

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Sus columnas en ABC Color, valientes y luminosas, expresaban su alma solidaria con las víctimas de las injusticias. También su repudio a quienes las causaban desde cualquiera de los poderes del Estado. Su naturaleza fraterna la extendía a raudales hacia los excombatientes de la Guerra del Chaco. Con insistencia denunciaba sus necesidades al mismo tiempo de admirar el sacrificio en defensa de la patria.

En 1975 entró en ABC Color con artículos referidos a la filatelia. Se lo contrató en 1980 como periodista y editorialista. Fue uno de los distinguidos y activos socios del Sindicato de Periodistas del Paraguay. Lo fue, antes que nada, porque el Sindicato sufría las persecuciones de la dictadura, al igual que otros –muy pocos– por su independencia y cuestionamientos.

Almorzábamos con Alfredo, y muchos otros amigos, en un restaurante japonés, en la calle Constitución. Era siempre el primero en llegar, puntualmente a las doce.

Me acuerdo de que en estas reuniones Alfredo no dejaba de sorprendernos por su extraño sentido del humor. Lo tenía a montones, solo que en otra dirección de la nuestra. Se reía con ganas de algún chiste que nos parecía carecer de toda gracia. Y al revés, nos reíamos a carcajadas de chistes que parecían más bien fastidiarle.

Alfredo nació en Villarrica en 1950 y murió en Asunción el 3 de junio de 1988.

Ocho meses antes de que cayera la dictadura que tanto y valientemente combatió. Pese a su corta vida dejó trabajos esenciales. Sus entrevistas dominicales para la revista de ABC Color fueron un aporte singular para el conocimiento del pasado reciente del país. Llevaron el título de “Conversaciones Político-militares”, luego publicadas en cuatro volúmenes. Esas “conversaciones” reúnen las ideas, reflexiones, relatos, experiencias, de las más diversas personalidades que de un modo u otro contribuyeron a hacer la historia de nuestro país en un tiempo determinado. Luego se reunieron en dos volúmenes tales trabajos con el acertado título de “Testimonios para la historia del Paraguay en el siglo XX”. Son testimonios personales, emocionales, recuerdos, que fácilmente un estudioso los puede contrastar para darnos nuestra historia del siglo XX mediante algunos de sus principales protagonistas en todos los órdenes de la actividad nacional.

En las “conversaciones” sobresalen dos hechos relevantes: la elección del entrevistado y el acabado conocimiento que tenía Alfredo de su personaje y del entorno social, político, económico, cultural en que su entrevistado se desenvolvía. Es así que la agudeza de las preguntas originaba respuestas completas, sin posibilidad de ninguna escapatoria.

Hasta sus últimos días fue corresponsal de The Associated Press; miembro de número de la Academia Paraguaya de la Historia; académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid, España; perteneció al Instituto Paraguayo de Estudios Geopolíticos e Internacionales; al Instituto Sanmartiniano y otras entidades culturales y académicas. Bachiller en Ciencias y Letras con medalla de oro; licenciado en Historia con igual distinción; doctor en historia; realizó estudios en la Universidad de la Sorbona, París. Algunas de sus obras: Las comunicaciones postales y telegráficas en el Paraguay; Estigarribia, 20 años de política en el Paraguay; Economía y Petróleo en la Guerra del Chaco; La caída de Federico Chaves, una visión norteamericana.

Creó y dirigió la Editorial Histórica que dio a conocer, entre otras publicaciones, Nazismo y Fascismo en el Paraguay. Como editorialista y columnista hacía que su notable capacidad de observación y sensibilidad dieran a los lectores análisis rigurosos, inspiradores, profundamente éticos.

Hoy hubiera sido la voz que denuncia tantos hechos censurables que ponen en peligro nuestras instituciones republicanas.

alcibiades@abc.com.py

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