Año de desafíos y definiciones

Iniciamos un nuevo año. Este será particularmente importante para definir el futuro político del país. El presidente Horacio Cartes está a mitad de mandato. Es un momento complicado para cualquier administración. El desgaste propio del ejercicio del poder empieza a pasar factura justo cuando también se vislumbra una nueva contienda electoral que moviliza a todos los partidos y actores políticos.

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Cartes trató de llegar preparado para este tiempo; arropado políticamente para poder enfrentar la segunda mitad de mandato. Su gran apuesta fueron las elecciones municipales. Eran el espacio, el tiempo y el lugar donde pretendía construir una fuerza política que le permitiera avanzar sin contratiempos. Los resultados, ya se sabe, fueron adversos. Quizás peor de lo esperado. Se perdieron municipios emblemáticos y la construcción de una fuerza propia quedó destruida. Fue un duro golpe político.

Existe otra interpretación en el entorno más cercano del presidente Cartes que incluso muestra cierto contento por la derrota. Aseguran que es la gran oportunidad para despegarse de la vieja dirigencia. Sostienen que ahora el Presidente de la República tendrá las manos libres para gobernar.

La política se construye sobre realidades, que pueden ser modificadas o no, pero que sobre todo deben ser reconocidas para poder avanzar. No comprender puede ser fatal para cualquier proyecto.

La administración Cartes inicia un año crucial, seriamente debilitado en el campo político. No tiene una fuerza propia. Apenas toma de prestado algunas lealtades. Ni siquiera la anunciada llegada del diputado Pedro Alliana a la presidencia del Partido Colorado le genera certezas o le da seguridades. El tímido intento de un grupo de funcionarios jóvenes que pretende ser el soporte político no tiene tiempo para ocupar ese espacio. Empieza a notarse la pelea de fondo por el reparto de espacios de cara a las elecciones generales.

En el Congreso la disidencia colorada trabaja para el 2018. Con el correr de los meses las lealtades estarán ajustadas conforme a las necesidades políticas a futuro. Eso podría complicar seriamente la mayoría cómoda que hoy tienen los colorados en la Cámara de Diputados y podría alterar el frágil acuerdo de la ANR en el Senado. Con un Congreso manejado por los tiempos electorales el Gobierno podría sufrir en sus planes.

Mario Abdo, presidente del Senado, ya hizo saber que pretende ser candidato presidencial en el 2018. Es el primero, pero vendrán muchos más con el correr de los meses.

En el entorno presidencial todavía todo está muy oscuro. El proyecto de reelección presidencial que se ha preparado y diseñado para plantearse en uno o dos meses más parece haber caído después de los resultados de las elecciones municipales. El mismo Cartes no se muestra entusiasmado, pero hasta ahora no está archivado. Se encuentra entre los temas pendientes.

Las diferencias con el vicepresidente Juan Afara cada vez son más profundas. En el círculo íntimo de Cartes lo ven como un traidor que en algunos meses más lanzará su candidatura. Por ahora Afara prefiere mantenerse en el molde, pero en algún tiempo más deberá definir su futuro político que, a estas alturas, ya no parece estar en el oficialismo. Esa tensión les genera debilidad al Gobierno y a sus planes a futuro.

La administración Cartes prefiere hacer una fuerte apuesta a la gestión dejando de lado lo político. En el entorno entienden que a partir de ahí se puede empezar a construir un grupo que sea opción de poder.

En la oposición los liberales dieron un paso fundamental para meterse de nuevo en la disputa política. Decidieron finalmente renovar autoridades y redefinir el perfil que tendrán en los próximos meses. Los grupos de izquierda continúan con su sostenida tarea de prepararse para el 2018. Empieza el 2016 y todo está por verse.

ogomez@abc.com.py

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