Mientras Sol de América se dedicó a despilfarrar los grandes ahorros que cosechó en la primera parte del torneo, Rubio Ñu se anotó una de cal y arena, General Díaz emprendió un vuelo descendente, los franjeados encadenaron su sexta victoria consecutiva, en tanto que los azulgranas voltearon a quien se les ponga enfrente con una pesada artillería ofensiva comandada por la Pantera Leal.
El efecto Jubero reconstruyó un equipo que parecía haber terminado un ciclo y hoy es una maquinaria dispuesta a golpear en cualquier momento al rival de turno, con un gran juego por los costados y un bloque de llegada al arco rival, del que suele participar la mitad del equipo. Aún cuando parecía que Nacional se le plantaba, la grotesca falta de Jacquet con su consiguiente expulsión, desequilibró para siempre un juego parejo a favor del Decano.
La propia eliminación copera no produjo ese efecto de duelo y frustración tan propio en los grandes, para un plantel que anímicamente goza de muy buena salud, como se puede notar.
Por individualidades, andar colectivo y peso específico, Olimpia compró varias acciones para considerarse un serio candidato al bicampeonato.
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Lo de Cerro es diferente, con la Copa como prioridad y una formación que permanentemente sufre cambios, el equipo de Farías sumó lo suficiente para involucrarse en la pelea y dejar de darle la espalda al plano local, tras aquella declaración del venezolano que revelaba que su contratación fue exclusivamente para “la Copa”.
Los problemas defensivos azulgranas son maquillados por una voracidad ofensiva que tiene como abanderado a Leal, Jorge Rojas, un Fabbro en ascenso y la saludable aparición del chico Villalba.
Si bien el calendario entre la Libertadores y el Apertura puede complicar a Cerro, el potencial azulgrana exhibido en esta rotación parece ser suficiente para dar lucha hasta el final.
Lo que los chicos no aprovecharon, se lo van llevando los grandes, en esta imponente aparición en escena para dar color y clima a un torneo irregular o competitivo, según se quiera ver y en el que los naturales candidatos al título por fin dijeron “presentes”.
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