En la década del 90 del siglo pasado, los mismos pobladores ribereños de Ayolas denunciaron el ingreso de pescadores furtivos que sacaban por toneladas los mejores ejemplares de dorado y surubí. Las pescados eran transportados en camiones frigoríficos al Brasil. Esto sigue igual.
La Ley 1378/92 declara una extensa zona de reserva ictícola en el río Paraná para protección de las especies y por seguridad, atendiendo la cercanía del vertedero de la EBY.
Esta zona comprende 3.000 metros aguas arriba y 3.000 metros aguas abajo de la represa de la EBY. Pero los contrabandistas ingresan ilegalmente a ese sector para atrapar los peces en abundancia para comercializar. Atropellan la integridad territorial y de manera abierta se trasgrede la seguridad nacional y se violan leyes ambientales y penales, pero nadie ve.
Se realiza la extracción en un área vedada para la pesca, las especies capturadas son transportadas en forma ilegal y la impunidad, además se transgrede de la integridad territorial. Todo este atropello ocurre en las narices de los efectivos de la Fuerza Armada, de la Policía Nacional, funcionarios de la Secretaría del Ambiente (Seam), del Ministerio Público y autoridades de la propia Municipalidad ayolense.
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En nuestro país fácilmente se incumple lo que establece la Constitución Nacional, que protege el medio ambiente y garantiza la integridad territorial. Por eso quedan impunes los atropellos a la naturaleza.
Es importante que la fiscalía y la justicia actúen con rigor para frenar el ingreso ilegal en zona prohibida y la depredación de la fauna íctica en reserva protegida de Yacyretá. En tres décadas, ¿cuántas toneladas de especies ya habrán robado?
rmontiel@abc.com.py