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Al punto: cuando el desarrollo de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, las Naciones Unidas YA anunciaban que al inicio del siglo XXI, la población urbana en el mundo iba a superar a la población rural. Ni bien traspuesto el umbral del 2000, las estadísticas se verificaron en forma dramática. Ahí se agravaron nuestros problemas (para ignorancia de todos, habían empezado mucho antes). Pero ni en ese momento alguno de nuestros intendentes atinó a hacer algo. De ese tiempo a esta parte estuvieron Filizzola, Burt, Riera, Evanhy y Samaniego (25 años de fatalismo indígena). Ahora está Mario Ferreiro quien continúa seguro y firme el tendal de omisiones y desaciertos de sus antecesores.
Cada uno de ellos desdeñó la experiencia acumulada, desestimó toda acción anterior, ignoró el saber de los funcionarios antiguos para que los “de confianza” (eufemismo para disimular amigos, parientes o aliados partidarios en los cargos) vengan a aprender una nueva labor y malgastar el dinero de todos. Ninguno se planteó un proyecto de gobierno ni justificó o gestionó la continuidad de planes anteriores. De la actitud resultó el sinuoso proceso de las franjas costeras (ahora en manos del MOPC), las comisiones vecinales truncas o partidizadas, el errático Plan Regulador siguiendo el camino de los “intereses concejales” o el confuso sistema de cambios en la orientación del tránsito y otras perlas que hicieron de nuestra capital lo que es ahora. Todos repitiéndose en esquemas oportunistas e ineficientes, con la ridícula –y repetidamente frustrada– pretensión de cargos públicos de mayor “alcurnia”.
Decisiones simples que casi todos ellos hubiesen podido implementar siguen pendientes. Aunque sólo requerían de gestión y determinación:
* Instalación de canillas de riego en paseos centrales y jardines públicos. Que cada uno de estos espacios cuente con –al menos– un guardaparque permanente.
* Impedir el lavado de vehículos en las calles: La prohibición está estipulado en las ordenanzas debido al “liquido depredador” del lavado para el pavimento.
* Estrategias de acceso y salida de los Colegios. Medidas indispensables a ser acordadas con autoridades del MEC y asociaciones de Padres, de manera a paliar el caos alrededor de las instalaciones educativas.
* Limitar el poder de quienes coadministran los espacios urbanos: taximetristas, líneas del transporte público, cuidacoches, vendedores callejeros, instalaciones policiales y militares, además de las oficinas del Estado Central.
* Limpieza urbana. Al menos en los ejes de aglomeración ciudadana, en grandes avenidas, microcentro y en el radio cercano a plazas y parques.
* Combate a la ocupación de calles y veredas. Recuperación de espacios públicos escamoteados a título de “estacionamientos exclusivos para clientes” a lo largo de toda la ciudad.
* Drástica reforma de las ordenanzas que pautan la publicidad callejera, el uso de gigantografías y otros espacios públicos y privados de la ciudad.
* Disposición para que cada calle a pavimentarse cuente previamente con estudios de correntías, disposiciones para los desagües y los trabajos sean complementados con señalización didáctica y limpieza permanente.
Hay muchas más, algunas de ellas de obligatoria acción municipal. Cualquier intendente podría destacarse con ellas y todos los ciudadanos notaríamos los cambios.