Muchas atrocidades se cometieron en el pasado y el propósito de la disciplina sobre autoritarismo en la historia reciente del Paraguay es crear conciencia democrática, no olvidar el pasado y proyectarse en el futuro con cambios de mentalidad, abierto al diálogo y capacidad de escucha para solucionar los problemas y consensuar en la diversidad.
La idea es que las generaciones actuales y futuras de nuestro país conozcan las atrocidades cometidas durante el régimen del general Alfredo Stroessner y no volver a caer en los mismos errores. La dictadura, que en la práctica fue un sistema totalitario, atropelló los derechos inalienables de la persona humana, como las libertades públicas, la libre expresión y de prensa, de la organización gremial, política y social. Todo intento de organización ciudadana y de libre pensamiento fueron reprimidos con crueldad por los esbirros de Stroessner.
Pero, ¿cuáles son los problemas que dejó la dictadura? La inseguridad, falta de educación y de formación cívica; el analfabetismo funcional y escaso criterio independiente; clientelismo político partidario; la narcopolítica, el contrabando, la corrupción institucionalizada y lo más grave: la incultura autoritaria e intolerancia que recrudecieron en esta larga transición hacia la democracia.
La conducta prepotente es producto de la dictadura que padece la sociedad paraguaya en este poststronismo. Es el motivo por el que afloran ideas retrógradas que buscan reprimir la libertad de expresión. La falta de respeto a las personas no es prerrogativa solo de los dirigentes colorados, sino también de liberales, socialistas y líderes de otros movimientos que se presentan como los demócratas del Paraguay presente.
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