Avanzar en la integración

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La vocación de integración de los pobladores de la región compartida requiere de un mayor compromiso de las autoridades para generar espacios de crecimiento y bienestar compartidos. Uno de los ejemplos más palpables de una relación fraterna, es la que une a alberdeños y formoseños.

Prácticamente desde la fundación de la ciudad del norte de Ñeembucú, Alberdi ha respirado a través de la provincia argentina, logrando aliviar su aislamiento, contener sus problemas de salud y encontrar soluciones a la desocupación y la falta de instituciones de educación superior. Si bien la generosidad de los vecinos es retribuida con la fidelidad de miles de alberdeños que votan en Formosa, el balance es sumamente favorable para los compatriotas, que reciben en la otra orilla, el acompañamiento que hasta hoy no encuentran en nuestro país. Esta buena vecindad y un destino común, también se ha evidenciado, fundamentalmente en décadas anteriores, entre Pilar y Puerto Bermejo, población de la provincia del Chaco, que surtía a los pilarenses de una variedad de productos de primera necesidad. Ambas localidades compartieron incluso la desgracia de las grandes inundaciones, como la de 1983 que provocó el éxodo de los pilarenses y la posterior construcción de sus muros, como también la desaparición de la antigua ciudad de Bermejo, que prácticamente fue arrasada por las desbordadas aguas del río Paraguay y el "colorado". Esta misma relación de hermandad se puede percibir entre los que habitan la ribera de los ríos Paraguay y Parana, unidos por una cultura común y complementados en lo económico y social. Lamentablemente la fraternidad de los pobladores no es acompañada por un respaldo mayor de las autoridades de Buenos Aires y Asunción, que son extremadamente lentas para agilizar los trámites que se realizan en los puntos fronterizos. Paradójicamente, la frontera es muy permeable para quienes se dedican al narcotráfico y otros ilícitos. Entre los pocos avances que han sido significativos, se recuerda la inauguración del servicio de balsas entre la capital del Ñeembucú y Puerto Cano (Formosa), encuentro del que participaron los presidentes Carlos Menen y Andrés Rodríguez a inicios de la década del 90. Ya en aquel tiempo se anunciaba la próxima construcción de un puente internacional en la zona compartida. A 26 años de aquella esperanzadora reunión, el cruce de la balsa Villa Florida se encuentra interrumpido, pero paralelamente se logrado concluir el estudio de factibilidad para la instalación de la infraestructura de integración. Se espera que los mandatarios actuales, asuman el compromiso de concretar la construcción del puente fronterizo que será un espaldarazo para la economía regional. Si esta promesa se cumple, la integración será una realidad y los hombres y mujeres de la zona, podrán disfrutar de un futuro con mejores oportunidades de bienestar y progreso.

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