Más cerca en el tiempo, el 29 de septiembre de 1932, la batalla de Boquerón, durante la Guerra del Chaco, significó el inicio de la marcha triunfal de las tropas en la recuperación del suelo invadido por un enemigo mucho más poderoso en capacidad de fuego y número de soldados.
Durante la recordación de la victoria de la Batalla de Boquerón, el 29 de septiembre en Encarnación, una descendiente de excombatiente de la Guerra del Chaco, la profesora Edita Báez, destacó el coraje del pueblo paraguayo que supo afrontar y vencer los desafíos pasados. Mencionó los desafíos presentes, como la construcción de un país con justicia, honestidad, y oportunidad para todos.
Y es precisamente en este punto donde debiéramos detenernos a pensar. ¿Cómo un pueblo que supo sobrellevar y superar tragedias, mantenerse vivo y firme ante situaciones extremas, se muestra débil y derrotado ante las batallas que le toca enfrentar hoy día contra enemigos como la corrupción y la impunidad, madre de todos nuestros males; la pobreza, la ignorancia, la exclusión, la narcopolítica?
Un ejemplo más que elocuente está ocurriendo a diario precisamente en el Gran Chaco Paraguayo, donde estamos perdiendo la batalla contra un invasor empeñado en destruir los recursos naturales para hacer sus propios negocios.
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Lo vemos también en la incesante exclusión y migración campesina ante el avance del modelo del “agronegocio” concentrado en el capital internacional.
Son batallas, más complejas y difíciles de abordar, pero no imposibles de vencer. Tenemos una rica historia de acciones heroicas y valientes que debe servirnos como marco de referencia.
jaroa@abc.com.py