La joven Iara Martínez Aquino, de Santa María de las Misiones, que fue mejor egresada de su promoción, año 2017, en el Colegio Nacional Presbítero José Agustín Molas, solicitó la beca de Itaipú en Encarnación. La estudiante se presentó a rendir, pero por ser hija de un docente fue excluida.
El papá maestro, con cuatro hijos, le dejó fuera de la beca. Lógicamente la frustración y la desilusión se apoderó de la joven, que a pesar de sus méritos y esfuerzos de nada sirvió para ganar la beca.
Como Iara, habrá centenares y miles de estudiantes con ganas de estudiar y completar la carrera universitaria. Sin embargo, son excluidos por diferentes puntos, mientras, de acuerdo a las denuncias, numerosos jóvenes con poder económico son beneficiados.
Esta es una de las razones del porqué el país está en muy bajo nivel en educación, a tal punto que las islas de Oceanía, Fiji y Samoa, superan al Paraguay en el ranking mundial.
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La exclusión de muchos postulantes deja al descubierto que no se cumplieron los requisitos exigidos por la binacional, y en especial el problema socio económico. Significa pertenecer a una familia de escasos recursos y sin las posibilidades de cubrir los gastos que demanda la universidad.
El problema que subyace y que puede ser definitorio en la práctica es el criterio político partidario y clientelista, así como la influencia. Sin embargo, estos manejos atávicos deben ser superados porque no se puede truncar el sueño de ningún joven que tiene ganas de estudiar, pero que le priva su ingreso económico.
El robo de la esperanza es lo más grave. Pone de manifiesto la insensibilidad humana de la clase de dirigentes que gobierna este país. Se tiene que conceder las becas de acuerdo a los criterios, sin el ánimo de perjudicar a los que realmente merecen.
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