Buscando apoyos para gobernar

Sin sustento político propio y sin mayorías en el Congreso, el presidente electo va conformando un gabinete que le genera las condiciones para gobernar.

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La llegada de líderes y dirigentes políticos a ministerios y secretarías tiene un doble objetivo. Terminar con ese falso dilema de técnicos o políticos en la gestión pública y construir un entramado que termine dando cierta estabilidad a su administración. En esa construcción, los colorados no son los únicos elegidos, sino que llega a los demás partidos políticos como una suerte de reaseguro ante una interna que se prevé virulenta en la ANR. 

Se supone que en ese esquema el juego de intereses cruzados finalmente construirá una base de apoyo. En él, todos estarán de acuerdo que lo mejor será que el Gobierno continúe porque finalmente todos son parte; consecuentemente, su caída afectaría intereses propios.

Es el viejo principio de equilibrio de poder donde no se busca evitar fricciones, sino dejar en claro que la confrontación llevada al extremo finalmente termina perjudicando a todos.

Ese equilibrio en este caso tiene un componente extra. Está atravesado por el interés común de la dirigencia política de todos los sectores partidarios de dejar de lado al grupo encabezado por el presidente Horacio Cartes. Los cinco años de mandato excluyente, con claros rasgos autoritarios que mostró el presidente terminaron de unir a la dirigencia política más allá de las diferencias partidarias. Eso de algún modo termina galvanizando cierto apoyo al próximo gobierno y además ayuda a ir eliminando eventuales adversarios en las próximas internas partidarias. 

La construcción de este gran arco político que está haciendo Mario Abdo para respaldar su gestión, sin embargo, no es suficiente para asegurar la gobernabilidad. Tampoco alcanza para responder a los problemas internos que están latentes. Solo le permite ganar tiempo para ir zurciendo acuerdos más firmes.

Hasta ahora el presidente electo evitó tomar posiciones sobre temas vidriosos poniendo peligrosamente en juego el poder que le dieron las urnas el pasado 15 de agosto. A esas alturas, hay una seria inquietud de sectores económicos sobre la verdadera capacidad de liderazgo que tiene el presidente electo.

La gestión de Gobierno exige posturas firmes, la sociedad necesita señales claras para seguir creyendo en la decisión que tomó en las elecciones generales. Eso obligará a Abdo a tomar decisiones y consecuentemente pondrá a prueba su arco de apoyo multipartidario.

La otra cuestión, no menos grave, es cómo la dirigencia política a cargo de ministerios y secretarias responderá a medida que se acerquen los tiempos electorales o cuando se sientan afectados por las decisiones presidenciales. Podría ser que los acuerdos electorales que le permitieron llegar a la Presidencia de la República no funcionen muy bien a la hora de gobernar afectando intereses.

Aunque parezca casi contradictorio, la decisión del presidente electo de llevar a Nicanor Duarte Frutos como director de la Binacional Yacyretá quizá sea su mayor apuesta a encontrar un aliado político que le ayude a gobernar más allá de los intereses partidarios. Bien podría ser el primer paso para construir una base política. Todavía es temprano para hacer predicciones sobre esa alianza.

En las próximas semanas, Abdo terminará de conformar su equipo. Están pendientes sectores bastantes sensibles como el Ministerio de Educación, el de Industria y la presidencia del Banco Central del Paraguay. Las decisiones que tome aumentarán o disminuirán su margen de estabilidad. 

Por ahora, el futuro gobierno tiene asegurado un cierto margen para gobernar. Lo que está por verse es si este sistema de intereses cruzados alcanza para seguir desarrollando el país.

ogomez@abc.com.py

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