En este hecho fue muy llamativa la inacción policial, que dejó sin cobertura al fiscal Segovia.
Después, un operativo de la Senad descubrió lo que todos en el Ñeembucú sospechaban desde hace años; la participación de autoridades de la zona en actividades delictivas. La imputación del intendente de Laureles, Ignacio Fretes (ANR), junto a dos funcionarios comunales, desnudó el avance del narcotráfico en el duodécimo departamento y que el afán de enriquecimiento fácil, no se limita a esfumar los recursos provenientes de royalties y Fonacide.
Mientras en los distritos fronterizos la mafia opera por agua, tierra y aire, la Policía Nacional argumentaba no contar con una moto en condiciones y combustible para respaldar un operativo fiscal que decomisó de miles de litros de combustible producto del ordeño de barcazas.
Pero, no todo es negativo; algunos signos que provienen de ciudadanos honestos impiden que muera la esperanza en una sociedad mejor. Este es el caso de la valiente y generosa acción protagonizada por Gabino Ramoa, humilde vendedor de leche de Isla Umbú, que a la inversa de los agentes policiales de Alberdi, llegó en el momento preciso y no dudó un instante para arrojarse a un profundo tajamar, salvando de una muerte segura a seis integrantes de una familia de turistas.
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Si más gente tomara la actitud de don Gabino podríamos liberarnos de un futuro que se muestra sombrío en el sur marginado.
clide.martinez@abc.com.py