Cargando...
Los dos secuestros exprés ocurridos casi en simultáneo el jueves 17 de agosto marcan una nueva y peligrosa forma de extorsión en esta frontera. Es que anteriormente los “padrinos” de la zona no permitían estos tipos de hechos y aquellos que cometían lo pagaban con su vida.
Quedó atrás la época en que el poderoso padrino de la frontera decidía quién debía vivir o morir o qué acciones podrían llevar a cabo las bandas criminales, completamente sumisas al único y gran “padrino” que ostentaba el poder único en el crimen organizado.
Desde el “pase a retiro” del otrora poderoso Fahd Jamil Georges y el asesinato de Jorge Rafaat Toumani esta frontera cayó en manos de poderosas bandas criminales del Brasil, que con una violencia nunca antes vista impone su poder absoluto sobre las miles de hectáreas de marihuana existentes en la zona y ni qué decir del control de la cocaína proveniente de Colombia, Perú y Bolivia.
Mientras los narcotraficantes brasileños usan y abusan de nuestra frontera, los habitantes de Amambay, en su gran mayoría honestos y trabajadores, son obligados a convivir con los indeseables criminales ante la verdadera ausencia del Estado paraguayo.
Como si no fuera suficiente ser testigos “mudos” de los constantes asesinatos con sello de ajustes de cuentas entre narcotraficantes, ahora también deben convivir con el temor de que en cualquier momento ocurran secuestros exprés de los hijos de gente honesta y trabajadora.
Estos dos hechos de secuestros deben ser una alerta para las autoridades nacionales, porque si los narcotraficantes brasileños los implementan como otra actividad delictiva para recaudar dinero, entonces reinará el caos total y significará el fin de la seguridad de las personas honestas que invierten y creen posible un Departamento de Amambay diferente.
Los comerciantes de Pedro Juan Caballero y de Capitán Bado, tras los secuestros exprés, piden que el Estado de una vez por todas garantice la inversión y la seguridad de los comerciantes.
Por otro lado, ante la ola de violencia que día a día va en aumento, muchos turistas compradores optaron por otras ciudades, perjudicando así el principal pulmón económico de esta capital departamental, el comercio.
Los habitantes honestos de este heroico departamento exigen respeto a su derecho de vivir en paz, exigen que el Estado paraguayo de una vez por todas decida garantizar la seguridad de los ciudadanos y ponga fin al ataque de narcotraficantes extranjeros que tiñen de sangre el territorio.
En nuestros días no es nada raro que narcotraficantes que son detenidos portando armas de guerra e incluso cargamentos de drogas rápidamente obtengan su libertad, burlándose así de la justicia y de la sociedad. Logran esto mediante el incalculable poder económico que les genera el tráfico de estupefacientes.
Una intervención seria de parte del Estado es urgente en esta frontera, necesitamos funcionarios comprometidos con la honestidad y el país. Solo con estos tipos de funcionarios públicos se podrá encarar una lucha frontal contra el flagelo del tráfico de drogas, armas y municiones que carcome a la sociedad de este departamento.
Es hora de que el Estado reaccione y devuelva la tranquilidad y el orden al departamento de Amambay. Actualmente no existe una voluntad política de luchar de frente contra las bandas de narcotraficantes. Se necesita un Poder Judicial, un Ministerio Público y un cuerpo policial comprometidos con la lucha frontal contra la mafia organizada, a fin de que se realicen investigaciones serias que lleven a la captura y el castigo ejemplar a los delincuentes que mantienen secuestrados la libertad y la paz de los habitantes de esta frontera.
candido@abc.com.py