Carnadas del EPP

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Entre los ocho militares asesinados en Arroyito se encontraba el sargento primero de infantería, Robert Fabián Cañete Pereira, quien formó su hogar en la colonia Acevedo, distrito de Santa Rosa, Misiones. De familia humilde, padres agricultores y trabajadores; se nota que son personas nobles, que labran la tierra y sostienen a la familia con base en el esfuerzo.

El atentado dejó secuelas muy duras que golpeó el corazón de muchos paraguayos, principalmente de las familias de los ocho militares ejecutados. Demostró también las fallas de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), cuyos integrantes supuestamente están entrenados para combatir al autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Cualquiera que haya cruzado los umbrales del cuartel, alguna vez, se habrá dado cuenta de que en zona peligrosa no se puede enviar una patrulla en un camión destartalado. Era un riesgo, considerando que los enemigos no tienen código y operan con total desprecio por la vida humana.

El padre de Robert, don Fabriziano Cañete, dijo que los soldados en el norte son carnadas del EPP. Es la lógica de un agricultor que no conoce de las armas, pero que tiene el discernimiento para emitir una opinión acerca del episodio donde perdieron la vida ocho militares de la FTC.

Ante lo hechos que ocurrieron surgen numerosas interrogantes: ¿Y la estrategia militar?; ¿dónde están los grupos de combate?; ¿y los entrenamientos?; ¿se implementan o no las acciones bélicas de acuerdo al terreno?; ¿cuenta la FTC con la logística, pertrechos, grupo de avanzada, guardias y retenes?; ¿dispone de medios de comunicación modernos y los elementos de apoyo? ¿Y si tiene por qué no aplica? ¿Es tan difícil recuperar el espíritu combativo, tal como describe Emiliano R. Fernández en su obra épica 13 Tuyutí? Al no haber resultados nos atrevemos a formular estas preguntas, exigir respuestas y emitir opinión como ciudadanos.

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Tanta sangre derramada y desórdenes demuestran que hay errores en el accionar de la defensa para brindar garantías. Murieron ocho soldados y sus familiares, así como la mayoría de la población paraguaya, quieren (necesitan) recuperar la esperanza de vivir en un país donde haya seguridad, tranquilidad y desarrollo.

rmontiel@abc.com.py