CDE sin fronteras

El contrabando, los negocios turbios, las mafias y hasta el terrorismo internacional constituyen imágenes que periódicamente se asocian a Ciudad del Este. Es como si la zona de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay involucrase únicamente a la capital de Alto Paraná. En películas y documentales sobre tráfico de estupefacientes y de armas, y regiones peligrosas, siempre aparece CDE en los primeros lugares. ¿Es así o solo se trata de un estereotipo exagerado?

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La Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD) sostiene que la Triple Frontera permite a los grupos terroristas y criminales cooperar entre sí en pos de ganancias con las que financian sus actividades al margen de la ley.

Según la fundación, varios factores contribuyen a mantener esta situación indeseable: escaso o nulo control policial en los cruces fronterizos, generalizada corrupción de los agentes aduaneros y fuerzas del orden y la facilidad para el ingreso de extranjeros provenientes de cualquier parte.

Agrega el informe de la FDD que la zona fronteriza beneficia a la organización terrorista Hizbulá, a través de la participación del crimen organizado, financiando el terror. “Este ambiente permisivo anima a los cárteles criminales y el terrorismo para cooperar en beneficio mutuo”, dice el documento.

Aunque los autores del informe pertenezcan a una fundación norteamericana solventada con fondos del Congreso de EE.UU., más allá de cualquier intención política, debería preocupar seriamente a todos los paraguayos y al Gobierno en particular esta crítica tan severa y grave al financiamiento de grupos terroristas a partir de negocios operados por organizaciones criminales en la zona de Ciudad del Este.

No estamos hablando del contrabando hormiga de cinco cajas de aceite o una camioneta llena de productos de limpieza para el hogar. Nos estamos refiriendo a grupos criminales que organizan atentados terroristas en los cuales son asesinadas impunemente decenas de personas.

Una cosa es mirar para otro lado mientras traspasan las fronteras diversas mercancías de uso familiar aprovechando la diferencia de precios entre dos países. Otra muy distinta es traficar drogas y armas para conseguir fondos que luego son remitidos a los grupos terroristas que matan personas en cualquier parte del planeta.

Ciudad del Este no debería involucrarse en esta loca, absurda y bárbara guerra entre algunos países del Primer Mundo y organizaciones terroristas de distinto signo que manejan un solo idioma: matar al otro. Si desde la Triple Frontera van fondos para los terroristas, no sería raro que, de pronto, caigan bombas mortíferas como efecto rebote por habernos introducido en el infierno bélico.

Más que nunca, aquí rige el principio de que es mejor prevenir que curar. El enfrentamiento a muerte entre grupos islámicos fundamentalistas y algunas naciones poderosas de Occidente no es nuestra guerra ni queremos entrar en ella.

Si la denuncia de la citada fundación es cierta, el Gobierno debería actuar de inmediato para poner fin a tal actividad ilícita. Si no lo hace, las balas asesinas están dando vuelta a la esquina.

ilde@abc.com.py

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