Cisnes y camalotes

Hay noticias que no generan barullo ni adhesiones instantáneas y masivas como otras, pero sí indignación en la gente que verdaderamente ama y respeta la naturaleza y su orden. La caza (sin permiso, menos cordura) de estos cisnes en peligro de extinción que migraron hacia el humedal de Benjamín Aceval, se cree provenientes de las lagunas saladas del Chaco Central, es algo muy difícil de entender para el paraguayo responsable, porque revela la mentira de la postal que nos inventamos sobre ser un pueblo amigable. Esta barbarie nos dice que nada ni nadie: humanos, animales, vegetales están a salvo. Hay bellezas que no deben tocarse.

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Existe un video, según informaron, en el que se ve a los cazadores furtivos cargando los cisnes en una bolsa negra. Ojalá se identifique a los criminales de este acto tan malvado y desesperanzador. Sujetos codiciosos, egoístas que no valoran nada más que el dinero u otro beneficio personal.

¿Acaso será imposible acabar con los traficantes y criminales de la naturaleza? Quiero creer que no, que antes de desertizar, intentaremos un control como debe ser. De la muerte de los cisnes la SEAM se enteró por la prensa, no por su trabajo permanente y estricto de vigilancia para la protección y conservación. Como en todas las instituciones de nuestro país, su labor es poco comprometida, débil, cuestionable, además de tantas otras oficinas, secciones, departamentos, organizaciones etc. bajo el mismo campo o rubro.

Pasó con los camalotes, ahora con los cisnes, siempre con otras especies. Ningún inocente sobrevivirá a este exterminio.

No dimensionamos el valor ni la función de cada parte e integrante de la naturaleza. La deforestación que sufre el Paraguay sigue sin peso en la agenda política nacional. Montes calvos y arroyos secos, animales e insectos que migran fuera de sus hábitats para sobrevivir, insectos, roedores, aves, reptiles no llegan casualmente a la ciudad. Paraguay ya no es el que fue; actualmente está situado entre los países que más pierde biodiversidad.

Hablar del ecosistema no es un tema menor y debe enseñarse desde el jardín de infantes hasta la universidad, además de promoverse talleres libres y gratuitos, programas televisivos, etc. La naturaleza nos provee alimentos, materiales para la industria, agua, suelo, aire, medicina.

También debemos entender que amar a una mascota o tener un jardín en casa es noble, pero no es suficiente, ambos son propiedad privada mientras que los animales, vegetales y elementos son un bien de todos.

Matar la vida natural obedece a la brutalidad e ignorancia, así como a la insensibilidad en triste ascenso, traducida en la preocupante enfermedad de este siglo: la falta de amor a la vida; los descreídos terminan trabajando en contra de todo futuro.

Castigo penal, discriminación y desprecio social para los que a sabiendas ultrajan a la madre natura. “Vida animal, sombrío misterio. Toda la naturaleza protesta contra el barbarismo del hombre, quien no sabe tomar, quien humilla, quien tortura a sus hermanos inferiores” (Jules Michelet).

lperalta@abc.com.py

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