Cómplices

El miércoles 23 pasado, todos los líderes sindicales del país, desde muy temprano ya habrán escuchado o leído la información publicada por nuestro diario y diseminada por otros medios (http://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/jugosos-beneficios-cobran-funcionarios-del-consejo-de-administracion-del-ips-1540341.html) sobre el despilfarro de dinero del Consejo de Administración del Instituto de Previsión Social, donde se encuentra el representante de los trabajadores, de los jubilados, de los empleadores y del ministerio de Salud Pública.

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Pensé con muy buena intención que a más tardar al mediodía ya tendríamos un embotellamiento del tránsito por la movilización obrera en alianza con el sector docente-estudiantil, a quienes al día siguiente se sumarían las organizaciones campesinas, por la indignación que provoca a cualquiera –con más razón a los sindicalistas y jubilados– el hecho de que IPS destine 600 millones de guaraníes mensuales al pago de “asesores” de los consejeros.

El IPS es la institución a cuyo hospital central y demás nosocomios de casi todo el país, concurre la mayor cantidad de trabajadores asalariados y sus familias. El dinero que recauda nunca es suficiente para responder a semejante demanda de servicios. Como una cruda ironía, la Cámara de Diputados ese mismo día aprobó el uso de 93.000 millones de guaraníes de fondos imprevistos de la institución para compra de medicamentos, insumos, etc.

Es decir, falta dinero porque se mal utiliza en cuestiones superfluas y se esfuma en la corrupción. Al no haber dinero suficiente faltan médicos, enfermeras, remedios, insumos y quienes aportan se sienten abandonados en la atención a la salud. Esta sola situación ya es motivo suficiente para indignarse, pero ni los sindicatos ni las organizaciones de jubilados se indignan porque tienen ahí a sus “representantes” que mantienen anestesiados a sus pares con sueldos de “asesores”.

Entre todos llevan más de 600 millones de guaraníes mensuales, con lo cual se puede contratar a por lo menos 40, tal vez 50 médicos. Yo esperaba también un estallido de indignación de quienes representan a los empleadores que también son aportes, pero nada, ni siquiera el famoso comunicado a la opinión pública.

Pregunté a una persona que sabe mucho por qué algo que escandaliza a la prensa no produce la misma reacción en la gente directamente afectada por el problema denunciado y me recomendó dar una lectura a Philippe C. Schmitter, referente en la Sociología internacional y un eslabón fundamental para entender qué es la democracia.

Esta persona dice que el corporativismo es un sistema de representación de intereses/ las unidades que lo componen están organizadas en número limitado/ de categorías funcionalmente diferenciadas/ compulsorio, no competitivo, jerárquicamente ordenado/ reconocidas o licenciadas (si no creadas) por el Estado/ se les garantiza un monopolio representativo deliberado/ a cambio de tolerar ciertos controles en la selección de dirigentes/ y en la articulación de demandas e intereses. Ahí lo tienen, esa es la razón por la cual los representantes no se irritan por los horrores que suceden ahí adentro, donde ellos deben controlar, y los de afuera tampoco se indignan porque los de adentro no ven nada de lo que para el resto es irregular, ilegal y corrupto. Claro, son cómplices.

Ellos están ahí para representar intereses corporativos que nada tienen que ver con los asegurados y jubilados, se diferencian de los empleadores y de otros representantes pero no confrontan con ellos, “...a cambio de tolerar ciertos controles...”. Lo dice muy clara y sencillamente nuestro estudioso recomendado. Estos consejeros NO TIENEN VERGÜENZA de la pobre gente que se humilla para ser mal atendida en los hospitales de la más millonaria institución del país. Ágãnte osoróta ko asunto, ya ipukúma ha ipohýima.

ebritez@abc.com.py

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